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El Partido Socialista y el lucro

El Libero

Todo comenzó con el movimiento estudiantil del año 2011, cuando los dirigentes de ultraizquierda que dominaban ese movimiento consiguieron instalar la consigna “No al lucro” en el centro de la reivindicación estudiantil.

Confirmando que teníamos problemas de calidad en la educación, miles de jóvenes repetían la consigna sin saber lo que significa lucro siquiera. Menos aún podían discernir si la existencia del lucro tenía alguna incidencia en la calidad de la educación que recibían. Jamás se presentó algún antecedente que permitiera demostrar que el lucro atentaba contra la calidad.

Pero quedó instalado en muchas mentes simples que la educación en Chile era mala porque había lucro. Y aunque los estudiantes y sus familias marchaban masivamente por las calles de Santiago y otras ciudades de Chile básicamente porque tenían serios problemas para financiar su educación superior, la que no siempre era de calidad, la consigna “No al lucro” se apropió de la reivindicación estudiantil.

Ante esto, algunos se entusiasmaron con la situación y otros se aprovecharon de ella.

Entre los primeros, Alberto Mayol escribió su libro El Derrumbe del Modelo, que presagiaba que el capitalismo vivía sus últimos días; incluso el joven autor hablaba de los estertores de ese modelo.

Pero el entusiasmo de Mayol no fue lo único. Hubo quienes vieron acá una oportunidad para plantear una modificación radical de la sociedad chilena. Fernando Atria y otros autores escribieron el libro El Otro Modelo en el que, modestamente, desde aquí entre los paralelos 17 y 56 de latitud sur, y sin aviso previo, plantearon no sólo que el modelo capitalista estaba agotado, sino que había “otro modelo”, ideado por ellos, que podía reemplazarlo con evidentes ventajas.

Tan audaz propuesta fue aceptada por la socialista Michelle Bachelet, que la hizo carne en su programa de gobierno de la Nueva Mayoría. La asamblea constituyente para reemplazar nuestra Constitución, la reforma educacional y la reforma tributaria eran piedras angulares de El Otro Modelo.

Si bien sabemos que la implantación de El Otro Modelo fue un verdadero desastre, tanto que significó la muerte política de la Nueva Mayoría, la consigna de “No al lucro” ha tenido mejor sobrevivencia.

Hemos asistido en los últimos años a una verdadera borrachera de moralina, en la cual el lucro aparece como el pecado capital. Y en esa borrachera se ha olvidado que los seres humanos, desde tiempos inmemoriales, tenemos entre nuestras características el apego al dinero y la riqueza. Algunos más y otros menos, con distinta ponderación en nuestras escalas de valores y preferencias, pero siempre está allí, acechándonos, el afán de lucro.

Quien pretenda negarlo es un iluso, o no conoce la historia ni la literatura.

Quien lo reconoce y lo condena en los otros, pero lo niega en sí mismo, es un hipócrita.

Las revelaciones acerca de la forma como el Partido Socialista manejó un patrimonio superior a los 7.000 millones de pesos han dejado al descubierto que en su actuación política la mayoría de los dirigentes y parlamentarios de ese partido han sido hipócritas. Han criticado el lucro en los demás y han participado en campañas de desprestigio a otros, entre ellos el ex Presidente Sebastián Piñera, en circunstancias que en sus propias actuaciones buscaban el lucro.

No puedo hacer un reproche moral al afán de lucro del Partido Socialista al administrar bien sus bienes, obtener elevadas ganancias e invertir sus excedentes en empresas rentables. Al revés, lo celebro, siempre que hayan cumplido la ley, lo que desconozco. No sé si correspondía que constituyeran un fideicomiso, por ejemplo, y creo que ello debe investigarse. Pero sí les reprocho la hipocresía de estigmatizar a otros cuando buscan la ganancia y el lucro al administrar su patrimonio.

Tampoco puedo reprocharle al presidente del Partido Socialista que haya solicitado al Servicio de Impuestos Internos un pronunciamiento que los exima del pago de impuestos (y que el Servicio contestara favorablemente el 7 de enero de 2005 a través del director de la época, Juan Toro, contradiciendo jurisprudencia anterior del SII). Pero sí le reprocho que califique estas conductas como elusivas cuando las hace otro contribuyente.

En fin, el Partido Socialista no ha puesto su boca donde ha puesto su dinero, demostrando con ello la hipocresía de su discurso contra el lucro.

 

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.-

 

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