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Mitos y Realidad sobre el Crédito con Aval del Estado (CAE)


1° Mito: Los beneficiarios del CAE terminan endeudados y sin posibilidad de movilidad social.

Realidad: El CAE tiene una cuota mensual que como máximo puede alcanzar el 10% de los ingresos, precisamente para evitar que la carga financiera sea demasiado alta. Si hay algo que puede significar una pesada mochila financiera, es la deuda que el estudiante puede tener que contraer para financiar la diferencia entre el arancel de referencia y el verdadero costo del programa, ya que sus condiciones serán mucho menos favorables que las del CAE.

Por otro lado, el CAE aumenta la movilidad social de sus beneficiarios por medio de entregarles más y mejores oportunidades de desarrollo profesional. Según cifras del Banco Mundial, al 2010 eran al menos 147.000 los estudiantes que de no ser por el CAE, simplemente no habrían podido matricularse.

Incluso durante el 2016, año en que se implementó la gratuidad en varias instituciones de educación superior, la demanda por CAE siguió creciendo. Lo anterior demuestra que este instrumento permite a los estudiantes y a sus familias acceder a oportunidades que de otra forma no tendrían.

 

2° Mito: El CAE es responsable de la proliferación de instituciones de baja calidad.

Realidad: Aunque el sistema de educación superior chileno ha demostrado ser exitoso, existen deficiencias que han permitido la existencia de ciertas instituciones de baja calidad. Sin embargo, estos casos no están asociados al CAE, sino más bien a la existencia de asimetrías de información y a deficiencias en los procesos de acreditación.

Para acceder al CAE los postulantes deben cumplir con una serie de condiciones de carácter académico, ya que este instrumento justamente busca financiar a estudiantes que teniendo las capacidades para asistir a la educación superior, no pueden hacerlo por restricciones financieras. Asimismo, sólo pueden acceder al CAE los estudiantes que se matriculen en instituciones que cuenten con acreditación. 

 

3° Mito: Los estudiantes beneficiarios del CAE tienen mayor probabilidad de deserción.

Realidad: Existe evidencia de que esta asociación es justamente al revés. En su evaluación realizada el año 2011, el Banco Mundial indica que “las tasas de deserción entre prestatarios del CAE son un tercio de las de aquellos alumnos que no lo son”. Se añade además en este mismo documento que “esto puede deberse en alguna medida al escrutinio adicional por parte de las instituciones de educación superior al que están sujetas las postulaciones de prestatarios del CAE potenciales. El grueso del efecto, sin embargo, puede en gran medida deberse a que el programa está logrando su principal mandato: facilitarle a los alumnos necesitados pagar su educación, liberándolos para que se puedan concentrar en sus estudios mientras están matriculados”.

 

4° Mito: Se están usando recursos públicos para enriquecer a los bancos.

Realidad: A través del CAE se están usando tanto recursos privados como públicos para facilitar y posibilitar el acceso a miles de estudiantes a la educación superior, que de otra forma no hubieran podido obtener un título universitario o técnico. Así lo muestra la evidencia.

Por otra parte, el retorno que obtienen los bancos gracias al CAE es bastante similar al que obtienen producto de la entrega de créditos hipotecarios, a pesar de que éste último cuenta con una mejor garantía en caso de no pago.

 

 

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