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La Hora de la DC

Tele13

La Democracia Cristiana “congela” su participación en el Comité Político y en las reuniones de partidos de la Nueva Mayoría, como una medida de presión al gobierno de Michelle Bachelet y a sus socios de coalición, según anuncia su Presidenta Carolina Goic.

Para ejercer presión hay que esgrimir una amenaza creíble. “Congelar” la participación en el gobierno no lo es. Ya el Ministro del Interior democratacristiano dijo que eran “arroz graneado”, lo que da una idea del poder de negociación que tienen al interior de la administración Bachelet. Que sepamos, por otra parte, no se han “congelado” los sueldos de los democratacristianos en el gobierno, y según Mariana Aylwin reconoció en el programa En Buen Chileno de Canal 13, son contados con los dedos de la mano los militantes que están dispuestos a dejar sus trabajos en la administración pública para manifestar sus diferencias con la conducción de Bachelet. Es más, la negativa de la Presidenta a aceptar cualquier responsabilidad en la derrota sugiere que si no hubiese un plazo para que los actuales integrantes del gabinete renuncien si quieren ser candidatos en las próximas parlamentarias, no tendríamos cambio de gabinete.

La amenaza al gobierno no es más que una bravata. Lo que sí puede tener más destino es la advertencia a sus socios de coalición en el sentido que la DC no está dispuesta a seguir siendo arroz graneado en un próximo gobierno.

En esa línea, Mariana Aylwin planteó en el mismo programa de TV que ella descarta la participación de la DC en una primaria de la Nueva Mayoría. Sugiere dos alternativas posibles. La primera es ir con un candidato democratacristiano a la primera vuelta de las elecciones presidenciales y negociar el apoyo en una segunda vuelta por condiciones que garanticen una participación real de la DC en un gobierno de centroizquierda.

La segunda opción es apoyar a alguno de los actuales candidatos, descartó a Guillier y en cambio nombró a Ricardo Lagos como una posibilidad, bajo la seguridad de que el programa de gobierno no sea una continuación del proyecto de la Nueva Mayoría. Mencionó la necesidad de hacer rectificaciones a las políticas de gobierno de Michelle Bachelet, en particular en el tema Educación, donde afirmó que la Democracia Cristiana debe apoyar la educación privada.

Entre las dos opciones planteadas, la primera tiene factibilidad solamente si la DC es capaz de levantar un candidato que consiga un buen caudal de votos. Si se repite la situación de Claudio Orrego en la última primaria presidencial, donde obtuvo el 4% de los votos, la democracia cristiana quedará debilitada y no tendrá poder real para negociar condiciones de gobierno como compensación por su apoyo en una segunda vuelta.

Paradojalmente, el único nombre que según las encuestas podría cumplir esa condición: lograr una votación importante en la primera vuelta, es el de propia Mariana Aylwin.

La otra opción: condicionar el apoyo a Ricardo Lagos en una primera vuelta a la elaboración de un programa de gobierno que represente debidamente al centro y se aparte de una continuación de Bachelet tiene dificultades objetivas. El caso es que Ricardo Lagos tiene una presión interna justo en la dirección contraria.

En efecto, en su intento por superar el veto de los jóvenes provenientes del movimiento estudiantil, su generalísimo Máximo Pacheco ha dicho que el sentido de la candidatura de Lagos está en continuar con las reformas de Bachelet. También busca el apoyo de Guido Girardi. Será difícil conjugar todas estas variables.

En definitiva, Mariana Aylwin puede verse enfrentada a una decisión personal difícil: buscar decididamente la nominación como candidata presidencial de la Democracia Cristiana, como única forma de lograr el perfilamiento de su partido en el centro de la política chilena.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, en T13.cl.-

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