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Columna de Francisco Klapp: “Libertad económica y facilidad para hacer negocios: volver a crecer y más”

Hace algunas semanas el Comité Consultivo del PIB Tendencial, integrado por un grupo transversal de  economistas de reconocida trayectoria entregó sus estimaciones para el crecimiento de la inversión, la fuerza de trabajo y la productividad para los próximos 10 años, los que combinados de acuerdo a una cierta metodología[i] permiten la  estimación del PIB tendencial, el que a su vez permite determinar el crecimiento del gasto público compatible con nuestra regla fiscal, y nos dan una idea de cuánto podría crecer nuestro país en el mediano plazo.

Los preocupantes resultados del Comité Consultivo, sumado a otras desalentadoras estimaciones alternativas respecto del crecimiento de sostenible de nuestra economía, resulta interesante preguntarse por una mirada de más largo plazo respecto hacía el nivel de producto per cápita al que eventualmente nos dirigimos. Una pregunta que no es solo relevante en Chile, sino es prácticamente todo el mundo desarrollado donde el estancamiento es una preocupación transversal, lo que ha llevado a especular acerca  del fin de las grandes innovaciones o un periodo de estancamiento secular con un exceso de ahorro que solo puede ser curado -¿temporalmente?- por la intervención de los grandes Bancos Centrales a través de tasas de interés nominales negativas y gobiernos hiper intervencionistas.

La literatura

En este contexto, y con una visión mucho más alentadora, existe una creciente literatura que examina empíricamente el impacto de las instituciones y regulaciones económicas, sociales y políticas en las sendas de desarrollo de los países en el largo plazo. Dentro de este campo, donde los economistas Daron  Acemoglu, del MIT,  y James Robinson, de Harvard, son los rostros más visibles, los estudios que incorporan el Índice Economic Freedom of the World (EFW) del Fraser Institute o Doing Business (DB) del Banco Mundial[ii], sugieren claramente que mayores niveles de Libertad Económica  y facilidad para emprender y hacer negocios se asociación a la larga con mejores resultados, ya sea en cuanto al PIB, estándares de vida, indicadores de salud e incluso felicidad y satisfacción con la vida[iii] [iv]. Es decir, existe mucho espacio para crecer mejorando las regulaciones es instituciones económicas siguiendo los principios de la libertad económica y limitando las trabas regulatorias y burocráticas a la innovación, algo que en Chile lamentablemente parecemos olvidar.

Hall y Lawson[v], académicos norteamericanos, presenta una revisión de 402 trabajos que citan al EFW. De estos trabajos, 198 utilizan los datos del índice como una variable explicativa en un estudio empírico. Los autores encuentran que más de dos tercios de estos trabajos relacionan mayor libertad económica con resultados “positivos” como mayor crecimiento económico, mayor felicidad, mejores estándares de vida, etc. Mientras que menos de un 4% de los trabajos analizados encuentran que la libertad económica se asocia con resultados “negativos”, como por ejemplo mayores niveles de dispersión de los ingresos. Un estudio de los profesores Gwartney, Holcombe y Lawson[vi], incluido en la mencionada revisión, cuantifica la magnitud de la importancia de este  índice sobre el crecimiento del producto, llegando a un impactante resultado. Una caída  de 1 punto (en la escala de 0 a 10) del EFW se asocia con una caída en la tasa de crecimiento de largo plazo de entre 1 y 1,5 puntos porcentuales anuales.

Crecimiento económico y facilidad para hacer negocios, un pequeño ejemplo

Solo con el fin de ilustrar el potencial de crecimiento de largo plazo que se esconde detrás de mejoras  regulatorias, y sin pretender remplazar a un trabajo académico más riguroso y como muchos otros han hecho antes, podemos graficar el PIB per cápita junto a la “distancia a la frontera” en el índice Doing Business, construido a partir de la diferencia entre lo observado en cada país para cada categoría del índice y la mejor practica efectivamente observada en cada una de las categorías (pago de impuestos, obtención de créditos, apertura de una empresa, etc). Nótese que ningún país obtiene el puntaje máximo 100, pues las mejores prácticas en distintos ámbitos se observan en distintos países.

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