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Patricio Aylwin: La pertinencia de un legado

AylwinA pesar de que fueron múltiples los actores involucrados en la transición política, sin lugar a dudas que el protagonista fue uno: Patricio Aylwin. El líder democratacristiano será recordado en la memoria política como un constructor de puentes, diálogos y acuerdos que posibilitaron la transición política y la reconciliación nacional. El connotado sociólogo francés Alan Touraine señaló en su momento "esta no es una transición perfecta, pero es la mejor que he conocido" y, sin lugar a dudas, que detrás de ésta está la impronta de Patricio Aylwin.

La muerte del ex Presidente nos golpea en un momento particular. Una coyuntura política marcada por la desconfianza y la crispación, donde prima la imposición en lugar de la negociación, pasando a ser la tónica la exaltación del disenso, en lugar de la búsqueda incesante de grandes acuerdos. Los grandes estadistas son aquellos que son capaces de sobreponer los intereses de la nación a los de un sector político, y es respecto de lo anterior que destaca la estatura republicana de Patricio Aylwin, quien logró ponderar -a pesar de las voces críticas dentro de sus propias filas- los beneficios de una estructura económica e institucional que tanto progreso generó para Chile y desde la cual se proyectó la consolidación de un virtuoso binomio de economía libre y democracia representativa.

Con prudencia política, Patricio Aylwin también logró administrar temas sensibles, como el esclarecimiento gradual en materia de derechos humanos por medio de la Comisión Rettig, pero a la vez, integrar a las Fuerzas Armadas a la sociedad democrática, recomponiendo las relaciones cívico-militares.

Pero la sobriedad de estilo no opacó sus convicciones políticas. Aylwin hizo suya la doctrina de "en la medida de lo posible", hoy tan denostada por voces maximalistas. Pero la medida de lo posible, no es otra cosa que la materialización de que la consolidación democrática debe entenderse como un continuo, un proceso, que no es de suma cero, sino que de gradualismo y que se erige sobre la base de la colaboración.

Su flexibilidad en la táctica política no alteró sus posiciones fundamentales. Aylwin fue un activo opositor al gobierno de Salvador Allende. Como presidente del Senado visualizó la grave situación política y social, como también la vulneración de la institucionalidad vigente. A pesar de que posteriormente compartió filas con muchos de los colaboradores de Allende dentro de la Concertación, no por eso, alteró su visión política respecto del fracaso de la Unidad Popular. En una de sus últimas entrevistas in extenso, expresó que "Allende terminó demostrando que no fue buen político". En tiempos donde las opiniones políticas son cada vez menos consistentes y la coherencia política se hipoteca por los vaivenes de lo políticamente correcto, dicha consistencia pasa a ser otra de las dimensiones de un legado que hoy más que nunca resulta pertinente de conmemorar.

 

Por Jorge Ramírez, Coordinador del Programa Sociedad y Política de Libertad y Desarrollo.-

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