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Entrevista a Luis Larraín en El Mercurio Valparaíso: «No hay que confundir una crisis de confianza con una de legitimidad, porque puede llevar a eventos complejos»

ElMercurio_Valparaiso-9Un análisis de la situación política que vive el país en medio de una serie de cuestionamientos que han desembocado en una escasa credibilidad en las instituciones y, sobre todo, en la clase política realizó ayer en Viña del Mar el Director Ejecutivo del Instituto Libertad y Desarrollo, Luis Larraín.

El economista subrayó que en el actual escenario el país corre riesgos, sobre todo porque considera que hay sectores que están interesados en generar una crisis de legitimidad, empleando como recurso político el actual problema de confianzas por el que transita Chile.

"Básicamente, sostengo que una crisis de confianza, como pareciera ser lo que estamos viviendo en Chile, no es necesariamente una crisis de legitimidad. Eso nos puede llevar a situaciones que son muy complejas para el país como por ejemplo aventuras populistas", dijo el personero en el marco de la inauguración del año académico de la Universidad Santo Tomás.

- Mucho se habla al respecto, pero en definitiva, ¿cómo se puede recuperar?

- Es un proceso en el que todos tienen que participar. De alguna manera pareciera que nuestro país pasó de un estado de confianza ciega en su sistema político y autoridades a una desconfianza total. Entonces, creo que la forma de abordar eso es que tengamos una confianza lúcida.

- ¿A qué se refiere con eso?

- No es que le creamos nada a los políticos, pero creámosles menos que antes y procesemos y tengamos nuestra propia opinión respecto a lo que ellos dicen.

- Entonces, ¿no hay que entregar cheques en blanco a los políticos?

- De ninguna manera.

- ¿Y qué se requiere para avanzar en eso?

- Creo que lo que hace falta para canalizar eso es liderazgo. Ojalá que hubiese un líder político o más de uno que entre en esta nueva sintonía y por ejemplo, en vez de ofrecer que nos va a resolver todos los problemas a los chilenos, que es lo que normalmente hacen los políticos, que nos ofrezcan cosas más concretas y cuestiones que puedan ayudar que los chilenos mejoremos nuestra condición.

- ¿Por ejemplo, un liderazgo al estilo de Patricio Aylwin?

- Fue muy importante en su oportunidad, pero a lo mejor hoy uno requiere otros líderes. Lo esencial es que tengan un liderazgo positivo, o sea, que sean capaces de unir, de conducir y no solamente criticar e insistir en que está todo malo, porque eso no nos lleva a ninguna parte.

- Pero incluso la figura del ex Presidente también provoca críticas de algunos sectores...

- Efectivamente, y lo hemos visto en estos días. A pesar que la gran mayoría de la población le ha rendido un homenaje y todo lo demás, hay grupos que consideran que todo es malo y que lo que se hizo desde el año 90 en adelante no sirve para nada y obviamente que eso no es así. Es un grupo que es minoritario, pero que existe.

- Usted subraya que hay agrupaciones que parecen haber aprovechado políticamente este ambiente de desconfianza...

- Lo que uno ve en instituciones como Podemos, en España, es que tratan de hacer eso, organizar la desconfianza. El problema es cuando llega la hora de las soluciones, porque no las tienen. Y los que en Latinoamérica han tenido un discurso en ese sentido, como Chávez en Venezuela, su proceso terminó en un desastre.

- La Nueva Mayoría no alcanzó a inscribir a sus candidatos a las primarias ante el Servel. ¿Eso ante la ciudadanía aumenta este tipo de reparos hacia los políticos?

- La verdad que no me atrevo a opinar en profundidad porque desconozco cuáles fueron exactamente las razones, algunos dicen que no se pusieron de acuerdo o lo hicieron a propósito, pero la verdad es que no tengo una información certera. Pero lo cierto es que cada episodio en que intervienen políticos y no están claras las razones porque actuaron de una determinada manera, es obvio que contribuye a la desconfianza.

- ¿Y cómo el ciudadano puede volver a confiar entonces?

- Creo que con liderazgos que incentiven este concepto de confianza lúcida, ni la confianza ciega ni la cero confianza, porque una sociedad sin ella no puede operar.

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