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Carrera docente: reducción de la realidad

Voces La Tercera

Hace algunas semanas se promulgó la ley que crea una nueva Carrera Docente para el 91% de los profesores en ejercicio que atienden al 92% de la matrícula que asiste a establecimientos Municipales, Particulares Subvencionados y de Administración Delegada. Si bien durante la tramitación de esta iniciativa salieron a la luz varios de sus contenidos, creo que hay detalles en los que es bueno ahondar, y que los profesores debiesen saber desde ya, de tal forma de ajustar sus expectativas.

En primer lugar, hay que saber que las nuevas exigencias de la ley regirán de forma gradual. Los nuevos docentes sólo deberán someterse a ellas cuando se incorporen a un establecimiento que haya ingresado al nuevo sistema. Y quienes ya se encuentran ejerciendo, tendrán un plazo para incorporarse, el que varía según el tipo de establecimiento educacional en que se desempeñan.

Los docentes de establecimientos Municipales ingresarán el próximo año: a partir de los resultados de su más reciente Evaluación Docente serán encasillados en alguno de los 5 tramos de la nueva Carrera, y en julio de 2017 podrán comenzar a percibir las nuevas asignaciones que establece esta ley. Sólo quienes estén a 10 o menos años de cumplir la edad legal de jubilación, podrán elegir no traspasarse al nuevo sistema y seguir bajo las mismas condiciones actuales.

Los docentes de establecimientos Particulares Subvencionados y de Administración Delegada, en cambio, ingresarán al nuevo sistema de forma obligatoria recién el año 2026. Antes habrá una etapa de postulación voluntaria para los establecimientos, quienes sólo podrán incorporar a sus docentes a la nueva Carrera una vez que el Ministerio de Educación (MINEDUC) les asigne uno de los cupos disponibles cada año. Y si bien las postulaciones comienzan el año 2017, los docentes de establecimientos Particulares Subvencionados y de los 70 liceos de Administración Delegada podrían ingresar a la nueva Carrera recién desde julio del año 2019, siempre y cuando hayan rendido la Evaluación necesaria para encasillarlos en el sistema de tramos, y siempre que su establecimiento haya sido seleccionado por el MINEDUC.

En segundo lugar, es bueno que los docentes tengan la tranquilidad de que sus remuneraciones no podrán verse disminuidas una vez que ingresen al nuevo sistema: si la ley arroja un sueldo inferior al que perciben actualmente, éste último se les mantendrá, hasta que la diferencia inicial sea absorbida por futuros incrementos conforme avancen en el sistema.

No obstante, aquellos profesores que ejercen en establecimientos Particulares Subvencionados no necesariamente experimentarán un incremento de sus remuneraciones. El motivo es que una parte de las nuevas asignaciones que define esta ley deberán costearse con los mismos recursos con que hoy disponen las escuelas para financiar sus sueldos. Dicho de otra forma, los mismos recursos que hoy se reparten según criterios propios de cada establecimiento, deberán reasignarse de tal forma de cumplir con lo que mandate la ley. Y como en toda redistribución, puede haber favorecidos y perjudicados.

Lo anterior da cuenta de uno de los mayores defectos de esta ley: al tratar de identificar a los buenos docentes a través de una evaluación centralizada, que omite información valiosa sobre el desempeño diario, es muy probable que termine perjudicando a los buenos docentes de aula, cuyas cualidades no se pueden recoger mediante medidas estandarizadas sino solamente a través de la percepción desde la misma escuela.

Si bien en el contexto de la educación Municipal –con las rigideces del Estatuto Docente- una Evaluación de este tipo podría contribuir en flexibilizar las remuneraciones actuales en función de parámetros distintos a la antigüedad, en el sector Particular ésta significará un retroceso. En éste, quienes toman las decisiones de contratación y remuneración pueden observar día a día al docente, de manera que sustituir su rol por una Evaluación centralizada estándar constituirá sin duda una innecesaria reducción de la realidad.

 

Columna de María Paz Arzola, investigadora del Programa Social de Libertad y Desarrollo, publicada en Voces de La Tercera.-

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