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Trump y el financiamiento de la política

El Libero

En el súper martes del 15 de marzo, en los estados de Illinois, Florida, Missouri, North Carolina y Ohio, ha quedado prácticamente resuelto el resultado de las elecciones primarias que nominan a los candidatos demócrata y republicano a la Presidencia de los Estados Unidos. Casi con seguridad, Hillary Clinton será la candidata demócrata y muy probablemente Donald Trump el candidato republicano. Un efecto colateral de la primaria fue el retiro de Marco Rubio de la contienda republicana, después de ser claramente derrotado en su propio estado.

Es, a mi juicio, interesante analizar este proceso en relación a los cambios que se han hecho recientemente a las normas que rigen el financiamiento de la política en Chile.

Estados Unidos se ha presentado a la opinión pública por los detractores de los aportes privados a las campañas como un caso en que la injerencia del dinero en la política es excesiva y se le atribuye a las normas que rigen en ese país sobre financiamiento privado todo tipo de efectos perversos.

Pero como suele ocurrir en nuestro país, esas aseveraciones carecen de toda fundamentación y se repiten sin realizar un mínimo análisis de lo que se está diciendo. Las conclusiones que saco yo de este proceso parecerán entonces, a algunos, sorprendentes.

Primero algunos hechos: Donald Trump es uno de los candidatos que menos dinero ha recibido de aportes privados a su campaña. Muchos presumen que como es millonario tiene suficiente para financiarla él. Segundo, Hillary Clinton es muy claramente la candidata que más dinero ha recibido de aportes privados. Sorprendentemente, Bernie Sanders ha recibido bastante también. Entre los republicanos, Ted Cruz lleva la delantera, y Rubio y Kasich han tenido también importantes aportes.

Mi tesis es que la única opción para que Donald Trump no sea Presidente de los Estados Unidos es que el dinero aportado por privados lo impida.

La primera oportunidad que tiene el dinero de desafiar a Trump es que en las primarias que siguen Cruz logre ventajas importantes que al menos pongan en duda la nominación de Trump. Necesitará gastar mucho para lograrlo, en especial para intentar ganar en California y luego otros estados que le permitan intentar superarlo en la convención republicana.

Así las cosas, lo más probable es que será Hillary Clinton la encargada de intentar impedir en definitiva que Trump llegue a la Casa Blanca. Para hacerlo, requiere de una gran cantidad de dinero proveniente de donaciones de privados con el objeto de contrarrestar el discurso populista de Trump, que se opone, entre otras cosas, a la inmigración y al libre comercio en momentos en que esas posturas son música para los oídos de muchos descontentos.

Si pese a todo esto Trump logra ganar a Hillary, querrá decir que no hay dinero en el mundo capaz de detenerlo en su afán de ser Presidente de Estados Unidos, lo que demuestra de paso que el dinero puede influir en las elecciones pero no necesariamente las define.

Si no existiera la posibilidad de financiamiento privado a las campañas políticas en Estados Unidos, Trump podría estar ya proclamado. Tiene no sólo la ventaja de poder gastar su propio dinero, sino también la necesidad de gastar mucho menos que sus rivales, al menos los de la primaria republicana, pues es inmensamente más conocido que ellos. Esto se refleja en lo que los norteamericanos llaman la cobertura “ganada”, es decir, la valorización en dinero de las apariciones en la prensa si es que fuese necesario pagar por esos espacios, donde Trump es el número uno.

Ese es precisamente otro de los efectos de limitar el dinero privado en las campañas políticas: se favorece que personajes de la farándula o conocidos por otras razones incursionen en política.

Si Estados Unidos cometiera la insensatez de prohibir los aportes privados a las campañas políticas, Donald Trump no tendría competencia en la carrera para llegar a ser Presidente de los Estados Unidos.

Quizás qué otros personajes podríamos esperar mañana en el liderazgo político mundial si llegaran a imponerse las extremas normas que regirán el financiamiento de la política en Chile luego de la última reforma. Bueno, al final uno entiende que por algo la gran mayoría de los países de la OCDE admite el financiamiento privado a la política.

 

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en EL Líbero.-

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