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Inflación Nula en Diciembre por Razones Mayormente Estacionales Aún

El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dio a conocer el registro para diciembre del Índice de Precios del Consumidor (IPC), el cual registró una variación mensual nula, levemente por debajo de las expectativas del mercado, recogidas tanto de la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) como en la Encuesta de Operadores Financieros (EOF), ambas realizadas por el Banco Central de Chile (BCCh), que anticipaban un 0,1%.

Con este nuevo registro, la variación en doce meses  subió respecto a noviembre a un 4,4%, levemente por debajo de la cifra de 4,5% anticipada por el IPoM de diciembre, y aún por sobre el rango meta del Banco Central. Cecilia Cifuentes, Economista Senior de LyD, asegura que esta situación debería mantenerse durante el primer trimestre del año en curso, en parte producto del alza del impuesto de timbres y estampillas que se concreta durante este mes.

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En relación a los componentes del índice, cuatro de las doce divisiones de la canasta presentaron bajas en sus precios, lideradas  por  Alimentos y Bebidas no Alcohólicas, en línea con el comienzo de los meses cálidos (con un retroceso de 0,6% mensual) junto a Vestuario y calzado (con un retroceso de 0,5%). Bebidas Alcohólicas y Tabaco también colaboró con la nula inflación, con una caída de 0,4% mensual. Sin embargo, medido en doce meses los alimentos y bebidas registran variaciones elevadas, y de hecho, el IPC de frutas y verduras muestra la variación en doce meses más elevada de la canasta, equivalente a un 10,4%.

Debe considerarse que pese a que el resultado se situó algo por debajo de las expectativas, la preocupación respecto a una inflación por sobre el rango meta aún se mantiene. Los indicadores subyacentes, aquellos que excluyen los productos más volátiles y que  por lo tanto pueden entregar una idea más clara del comportamiento de tendencia de la inflación más allá de la coyuntura, siguen mostrando variaciones en doce meses superiores al índice total.  De hecho, si no fuera por el shock a la baja que enfrentamos en los precios de los combustibles, la inflación estaría más cerca de 5% que del 4,4% registrado. La fuerza con la que se ha depreciado el peso frente al dólar explica en un grado importante los registros durante el año, y el traspaso del tipo de cambio a precios internos es un proceso que puede mantener la inflación alta durante el primer semestre del año en curso. En la segunda mitad del año, suponiendo mayor estabilidad en el tipo de cambio, esperamos que la inflación en doce meses caiga finalmente dentro del rango objetivo del Banco Central. En esto va a colaborar también la moderación que empieza a observarse en materia de crecimiento de remuneraciones, una política fiscal menos expansiva yun gasto privado que probablemente se mantendrá deprimido.

Como mencionamos, las  medidas de inflación subyacente se mantienen aún bastante desalineadas del rango meta. El IPCX, que excluye combustibles, frutas y verduras frescas, experimento una variación de 0,2% con respecto al mes anterior, y el IPCX1 de 0,3%, que corresponde al IPCX menos carne y pescados frescos, tarifas reguladas de precios indexados y servicios financieros. Como resultado de lo anterior, ambas medidas de inflación cerraron el año con una variación en doce meses de 4,7%, algo por debajo de los niveles superiores a 5% registrados a mediados de año. El IPC SAE, que excluye alimentos y energía, y que es uno de los indicadores más seguidos a nivel internacional, también mostró una variación en doce meses de 4,7%. Son estos indicadores de tendencia los que apuntan a la necesidad de reducir en forma moderada el impulso monetario. El hecho de que nos encontremos hace bastante tiempo en un escenario de alta inflación y muy bajo crecimiento es una evidencia a favor de la hipótesis de que la caída del crecimiento no es un fenómeno cíclico, y se explica al menos en parte por una tendencia más estructural de menor crecimiento.

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El grado de expansividad que aún mantiene la política monetaria se hace más evidente si consideramos que los agregados monetarios crecen a un ritmo real que prácticamente cuadruplica la expansión de la actividad económica. No se trata entonces de tener una política monetaria restrictiva en un contexto de muy bajo crecimiento, sino de reconocer que, dado que parte importante del menor ritmo de crecimiento parece ser estructural, no es una política monetaria muy expansiva la herramienta apropiada.

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