Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El tren fantasma

El Libero

JOSE RAMON VALENTE1Muchas de las personas que viajan fuera de Chile por sus actividades profesionales, vuelven sorprendidos de la cantidad de cosas importantes que están pasando en el mundo y se sorprenden aún más al constatar la total ausencia de debate sobre dichos temas en nuestro país. Es como si la discusión pública en Chile viviera en una especie de burbuja. Esta situación es particularmente preocupante siendo el nuestro un país pequeño y plenamente integrado al mundo, lo que lo hace especialmente sensible a los acontecimientos internacionales.

Mientras en el mundo se debate cómo la robótica y la inteligencia artificial podría reemplazar millones de puestos de trabajo, nuestra discusión gira en torno al poder de los sindicatos y al reemplazo en huelga. Mientras en el mundo se debate sobre los autos no tripulados de Google, en Chile estamos empantanados en cómo mejorar el Transantiago. Mientras en el mundo se habla del potencial de la educación a distancia, en Chile los profesores están en paro porque no quieren ser evaluados. Mientras en EE.UU. un emprendedor de California ofrece consultas médicas en español por internet con médicos que viven en México, aquí seguimos preguntándonos cómo eliminar las colas en los consultorios. Mientras el dueño de Facebook debate sobre la posibilidad de una conexión gratis a internet en India, nosotros llevamos 10 años sin ser capaces de aprobar la ley de televisión digital.

En lo más coyuntural las cosas no son muy diferentes. Mientras Texas se viste de gala para atraer inversionistas que puedan ayudar a contrarrestar los efectos negativos de la caída en el precio del petróleo, en Chile para hacer frente a la caída del precio del cobre subimos los impuestos, hacemos mas rígida nuestra legislación laboral, le ponemos problemas a los inversionistas que se atrevieron a invertir miles de millones de dólares en nuestro sistema de pensiones, decimos que los derechos de propiedad están “demasiado” protegidos en nuestra constitución, impulsamos una nueva ley para el Sernac llena de arbitrariedades y multas excesivas, amenazamos con penas de cárcel a los empresarios por acciones en las que ni los tribunales se pueden poner de acuerdo si son o no delito, etc.

Mientras en el resto del mundo se da la bienvenida a los inversionistas como recibían a los turistas de la isla de la fantasía, Chile es como el tren fantasma. En cada vuelta hay una sorpresa que asusta y espanta a los inversionistas.

La gente se queja por los viajes de nuestras autoridades al extranjero, yo pienso todo lo contrario. Ojalá viajen lo más posible para que se den cuenta de lo anacrónica y pueblerina de nuestra discusión de los problemas públicos.

 

Columna de José Ramón Valente, Consejero de Políticas Públicas de LyD, publicada en El Líbero.-

Tags:

otras publicaciones

Diario Financiero

La Tercera