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Hernán Felipe Errázuriz en El Mercurio: «Bolivia presentó una defensa poco seria, obsecuente con los jueces, seductora»

Hernan F Errazuriz"Chile ha hecho una muy buena presentación en derecho, mientras que Bolivia ha recurrido a las emociones".  Así resume el ex canciller Hernán Felipe Errázuriz lo visto en La Haya, durante los alegatos en que nuestro país objetó la competencia de la Corte Internacional de Justicia para conocer la demanda marítima boliviana.

Fueron jornadas en que -reitera el presidente del Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales- quedó clara la solidez de la posición chilena, pese a lo cual -agrega con honestidad- nada garantiza un fallo positivo en esta instancia, "aunque de seguro lo tendremos cuando se vea el fondo" de la demanda.

"No tengo dudas de que, de acuerdo a derecho, Chile debería lograr que la Corte se abstenga de juzgar este caso. Las disposiciones invocadas, tanto el artículo VI del Tratado de Paz y Amistad como ese mismo artículo del Pacto de Bogotá, son clarísimas. La sola lectura bastaría para que la Corte rechazara conocer la petición boliviana. La Corte no debería olvidar lo que el Presidente Morales declaró en la misma Haya cuando concurrió a presentar la demanda, y cuando promulgó la Constitución y señaló que 'el Tratado de 1904 está muerto'; ahora, en sus escritos y alegatos, Bolivia dice respetarlo: una falta de seriedad impresionante. Pero también está la tendencia de los jueces para asumir competencias impugnadas: si uno mira las excepciones preliminares que se han presentado a la Corte, muchas las han rechazado".

-¿Bolivia está tentando a los jueces a ampliar sus competencias?

-Por cierto. Desde el Presidente Morales hasta el agente boliviano nos han presentado como los desafiantes de la competencia de la Corte. Morales tuvo términos especialmente duros y falsos al decir que en Chile no regía el Estado de Derecho ni respetaba el Estado de Derecho en el mundo. Junto con eso, en varias ocasiones en los alegatos Bolivia ha tratado de minimizar su demanda, señalando que no tiene mayores consecuencias y que si se acepta, solo habría una obligación de negociar que no necesariamente implicaría el establecimiento de un corredor, sino que también podría satisfacerse con una zona especial, un enclave o cualquier otra "solución práctica". De ahí creo que viene la pregunta del juez Owada, de definir qué se entiende por salida o acceso soberano, algo que Bolivia no ha precisado. Es una pregunta que nos favorece en cuanto al fondo: cualquier salida soberana implica cesión de territorio y evidentemente la Corte no tiene atribuciones para resolver la transferencia de terrenos amparados en un tratado internacional. Pero también hay que decir que tiene que ver con el fondo de la cuestión planteada por Bolivia, y de algún modo significa que el juez y probablemente otros jueces, también, no están pensando en la excepción preliminar de jurisdicción, sino en el fondo.

-¿Pero se pueden sacar conclusiones de las preguntas hechas por los jueces?

-Las preguntas nos favorecen: son demostrativas de las imprecisiones de la demanda boliviana. Y sabemos que las preguntas de los jueces son consultadas con otros jueces en más de una oportunidad antes de formularse. No son inquietudes espontáneas que surgen al final de los alegatos. Y son en general crípticas, si bien tienen muchas consecuencias. Ya lo vimos en el caso de la delimitación marítima con Perú, en que la pregunta del juez Bennouna estuvo muy conectada con el fallo: preguntó cómo se compatibilizaban las 200 millas con la Convención del Mar suscrita años después, y podría ser una razón que contribuyó a que la Corte fijara finalmente en 80 millas la extensión del paralelo limítrofe.

-Respecto de la pregunta del juez Greenwood, que pidió a Bolivia precisar la fecha en que se habría concretado el acuerdo para negociar un acceso soberano al mar, ¿cómo evalúa la respuesta?

-La respuesta de Bolivia es confusa, no fijó una fecha crítica. En opinión de Bolivia, la obligación de negociar habría surgido en diversas oportunidades y sería acumulativa. Por ello sostienen que tal obligación habría surgido tanto antes del Pacto de Bogotá como después. Están resguardándose por si la Corte fija en su resolución una fecha que signifique que cualquier negociación previa al 30 de abril de 1948 -cuando entró en vigor el Pacto- se pueda omitir y sí queden dentro de su jurisdicción las posteriores.

-¿Tiene confianza en la Corte?

-Es una corte impredecible. Difícilmente un juez de otros hemisferios y continentes, que no conoce en absoluto la trascendencia de este caso para Chile y Bolivia, sin ninguna conexión con esta región, en cuyo nombramiento ni nuestro país ni Bolivia tuvieron intervención, más allá de ser miembros de la Asamblea General de la ONU, puede tener todos los elementos para resolver un caso que le es completamente lejano y ajeno.

-Y sin embargo estamos obligados por el Pacto de Bogotá a aceptarlo.

-Pacto que muy pocos países han ratificado y del cual debimos salirnos el día en que Perú presentó su demanda. Y si por delicadeza no lo hicimos, debió hacerse al día siguiente de conocerse el fallo. Así por lo demás lo hizo Colombia.

-Tras lo visto, ¿fue acertado objetar la jurisdicción de la Corte?

-Hubo unanimidad en las instancias en que yo participé, de los ex cancilleres; fue la decisión de la Presidenta, y es lo que había que hacer. Así, Chile ha demostrado desde la partida estar en desacuerdo con esta demanda. Segundo, hay fundamentos suficientes en derecho y buenas posibilidades para que la Corte acoja la excepción. Y tanto el escrito chileno como la respuesta boliviana han fortalecido y dado mayores argumentos para ello. También hemos conocido mejor los planteamientos de Bolivia. Y si no fuera acogida, no tenemos ningún costo que asumir más que el tiempo dedicado.

-Ud. en algún momento señaló que debía analizarse la posibilidad de retirarse del juicio si la Corte decía tener competencia. ¿Mantiene esa visión?

-Siempre he dicho que depende del contenido de la resolución, de cómo la Corte acoja o rechace su incompetencia.

-¿Qué sería inaceptable?

-Que rechazara de plano.

-¿Cómo vio a la defensa boliviana?

-La defensa boliviana fue emocional, poco seria, seductora para la Corte, obsecuente con los magistrados, victimizándose, restándole trascendencia a cualquier fallo en cuanto a precedente que afecte la estabilidad de las fronteras, la seguridad, la paz. Más allá de los fundamentos jurídicos, estaba el interés de Bolivia de satisfacer a la Corte y tranquilizarla en cuanto a los efectos de un fallo negativo para Chile.

-¿Cómo se enfrenta eso?

-Chile debe insistir en que Bolivia hace uso de argumentos políticos y no de derecho. Y desde ya anticipo que va a utilizar la venida del Papa Francisco en favor de su juicio, así como cualquier otro evento que le pueda servir.

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