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LA CLAVE ESTÁ EN EL AHORRO

La Tercera

A CONTINUACIÓN, REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE JOSÉ RAMÓN VALENTE, CONSEJERO DE LYD, PUBLICADA EN LA TERCERA.

El ahorro es la medida del esfuerzo que los ciudadanos de un país están dispuestos a hacer para tener un mejor nivel de vida en el futuro del que tienen en el presente. Es el ahorro el que permite financiar la inversión que luego se transforma en más empleos, más crecimiento y mayor nivel de vida para las personas. Si disminuye el ahorro nacional, inevitablemente terminaremos creciendo y progresando más lentamente.

La reforma tributaria que envió al Congreso la Presidenta Bachelet pretende recaudar US$ 8.300 millones anuales de ingresos para el Fisco. Dichos recursos tienen que salir de alguna parte y, dado como está planteado el proyecto, mi impresión es que principalmente vendrán de dineros que hoy los chilenos ahorran y que después de la reforma se transformarán en gasto.

Por un lado, la reforma implica un aumento de los impuestos que pagan las empresas por cuenta de los accionistas del 20% al 25%. Este solo cambio implica menores ingresos para los accionistas y menores recursos disponibles para las empresas. Por otra parte, la eliminación del FUT implica básicamente que para los accionistas de una empresa la tasa de impuesto que pagarán por los ingresos que les reporta su inversión será la misma independientemente de si se gastan dichos ingresos o si se ahorran. Hasta ahora, si las utilidades de las empresas no se consumían, es decir, eran reinvertidas en la empresa, el impuesto pagado por esos dineros era de 20%, mientras que la porción de los mismos que era consumida podía pagar hasta 40%.

Los ideólogos de la reforma tributaria son conscientes de la disminución de recursos que enfrentarán las empresas producto del alza de impuestos, pero argumentan que en el contexto actual las compañías pueden buscar fuentes alternativas de financiamiento para sus proyectos de inversión.Lo que parecen no tener tan claro es que para financiar la inversión se requiere ahorro, y si la reforma hace que parte de los ingresos que hoy se ahorran terminen siendo gastados, quienes salgan a buscar financiamiento para sus proyectos se encontrarán con tasas de interés más altas y tipo de cambio más alto.

El sentido común y la evidencia empírica nos indican que las personas ahorran más en la medida en que ganan más. Ergo, las personas de altos ingresos ahorran considerablemente más que las personas de bajos ingresos. Esta reforma está dirigida explícitamente a recaudar tres puntos del PIB de los chilenos de más altos ingresos y específicamente de los dineros que este grupo de chilenos ahorra (el FUT). Es razonable pensar entonces que los dineros recaudados por el Fisco reducirán mayoritariamente el ahorro y no el consumo de los chilenos que los aportan. Siendo así, no cabe duda que la inversión, el crecimiento y el empleo se verán afectados negativamente con esta reforma tributaria.

Es cierto que la forma en que se gasten los recursos que va a captar el Estado podría mitigar el efecto negativo de la reforma. En particular, si parte importante de los recursos se invirtiera en aumentar la cobertura y la calidad de la educación en los primeros años de vida de nuestros niños, eso podría tener un impacto positivo en el crecimiento en el largo plazo. Pero por lo que sabemos hasta ahora, es la gratuidad universitaria la que consumirá una parte significativa de los recursos de la reforma educacional. Siendo así, los efectos negativos de la reforma seguirán siendo inevitables.

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