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LECTURA RECOMENDADA: «UNA NACIÓN CONSERVADORA»

María Cristina Cortez, Periodista del Programa Comunicaciones, nos recomienda el libro "Una Nación Conservadora" de John Micklethwait y Adrian Wooldridge

En “Una nación conservadora” (“The right nation” en su título original), John Micklethwait y Adrian Wooldridge, ambos de The Economist y especialistas en historia política de Estados Unidos, buscan responder a la interrogante sobre si los americanos son conservadores por naturaleza o si sólo lo son sus políticos.

Para lo anterior, los primeros capítulos del libro son dedicados a investigar acerca de los orígenes de la derecha norteamericana para luego retratar su evolución a finales de la década de los 60 y la “revolución conservadora” de los 80 hasta la reelección de George W. Bush frente al demócrata John F. Kerry.

Así, los autores confirman que Estados Unidos es una nación conservadora y este conservadurismo es parte de su tradición política. También, afirman que es el movimiento conservador, mucho más allá que los políticos de este sector, el responsable de llevar al país hacia la derecha durante los últimos 30 años.

Micklewait y Wooldridge van más allá y argumentan que la excepcionalidad de la derecha estadounidense –en comparación con el resto del mundo- se debe, en gran parte, a sus creencias o valores.

“Estados Unidos defiende el derecho a llevar armas, la pena de muerte y severas leyes penales: su tasa de encarcelamiento es cinco veces superior a la de Gran Bretaña, que ostenta las condenas más duras de Europa. Estados Unidos está mucho más predispuesto que sus aliados a considerar el uso de la fuerza, incluso unilateralmente, en conflictos humanos y desconfía de los tratados mucho más que los ciudadanos europeos y conservan valores morales mucho más tradicionales. Estados Unidos es uno de los pocos países ricos donde el aborto es un tema político que galvaniza la opinión pública, y quizás sea el único donde la mitad de las familias suelen rezar antes de las comidas (…) Algunas de estas tomas de posición son republicanas, pero la mayoría de ellas disponen de una gran base de apoyo. Incluso teniendo en cuenta a todos los liberales a quienes repugna Bush, el centro de gravedad de Estados Unidos está a la derecha del europeo”, explican.

De esta forma, este libro es un retrato de cómo el movimiento conservador ha hecho a Estados Unidos un país diferente. Especialmente interesantes son los capítulos en que se da cuenta de este proceso, a través de lo que es calificado como “sociedad civil” o “tercer sector”, es decir, grupos de presión, donde una de las más citadas es la ATR (Americans for Tax Reform) de Grover Norquist; centros de estudios, donde se incluyen CATO Institute y Heritage Foundation; universidades, que a través de diversas campañas con gran impacto comunicacional son muy efectivas en dar a conocer sus ideas.

“Si los conservadores han tenido éxito, es porque en un país donde sólo la mitad del electorado se molesta en ir a votar, están mejor organizados que otro tipo de estadounidenses”, concluyen Micklewait y Wooldridge.

Y este es justamente el gran aporte del texto en mi opinión; en lo que realmente Estados Unidos nos lleva bastante ventaja es en la organización, fuerza y constancia de las agrupaciones que en ese país buscan difundir y defender un set de ideas. “Una nación conservadora” nos muestra el poder de la convicción.

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