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EL LEGADO DE MARGARET THATCHER

Pulso

A continuación reproducimos la columna de José Francisco García, Coordinador de Políticas Públicas de LyD, publicada en Pulso:

Una joven Margaret Hilda Roberts llegaba en 1943 a estudiar Química al Somerville College de la Universidad de Oxford. No se trataba sólo de una joven criada bajo circunstancias muy modestas –tan diferentes de las del resto de sus compañeros universitarios–, sino una que destacó desde el inicio por su esfuerzo, rigor, excelencia académica y liderazgo. Tres años más tarde se convertía en la Presidenta de la Asociación de Conservadores de Oxford; el comienzo de una vida política que, sin lugar a dudas, marcaría la segunda mitad del siglo XX.

Y es importante Oxford en su biografía; se trata del lugar donde estudió y profundizó en la obra de quien probablemente será una de sus mayores influencias intelectuales: Friedrich Hayek. En su entonces reciente Camino de Servidumbre (1944), este autor planteaba, en lo medular, que la planificación central, en todas sus versiones, no sólo atentaba contra la eficiencia en la asignación de recursos, sino contra la libertad individual en lo económico y político. Y es que con Ronald Reagan pasaron a la historia como paradigmas de liderazgo político basado en avanzar ideas sobre el rol del Estado y sus límites en la vida social. No es de extrañar entonces que, cuando Margarte Thatcher, a mediados de los 70’s, se transforma en la líder de la oposición conservadora al gobierno laborista, haya instalado una agenda alternativa basada en la libertad y la responsabilidad individual, los mercados libres, el Estado limitado, el imperio del derecho, etc.; ideas que hoy en día son caricaturizadas como “neoliberales”.

El legado económico de la “Dama de Hierro” es importante: no sólo avanzó en materia de privatización de empresas públicas, desregulación de mercados, flexibilización laboral, entre otras, sino que mostró el camino de lo que otros países harían en los 80’s y 90’s.

Desde la perspectiva del legado político; no sólo estuvo a cargo de Downing Street 10 por más de una década, sino junto a Ronald Reagan fueron capaces de redibujar la centroderecha a nivel internacional, siendo piezas fundamentales en la caída del muro de Berlín y en dar término a la guerra fría. En lo doméstico, no deja de ser notable que, si bien David Cameron construyó su liderazgo al interior del Partido Conservador británico contra la figura de Thatcher (y John Major), su propuesta política central, la “Big Society”, no es otra que una crítica del “Estado grande” y a favor de promover un rol mayor de la iniciativa privada en la provisión de bienes públicos. Más aún, su muerte coincide con la actual controversia en Reino Unido sobre el plan Cameron de reducción del déficit fiscal en 5 años –para algunos el mayor de las últimas tres décadas sobre programas sociales–; justo lo que habría recomendado la “Dama de Hierro”.

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