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El liberalismo, tal como lo entiende Hayek, se basa en una concepción negativa de la libertad. Los principios fundamentales de una sociedad liberal -dice el Autor- pueden resumirse en la predominante importancia que en ella tienen "los tres grandes valores negativos: paz, justicia y libertad".
Esto no obsta, sin embargo, para que la libertad tenga también, en el sistema hayekiano, un significado altamente positivo. Ante todo, en el sentido de que no se excluye -e incluso se exige- una intervención positiva del gobierno cuando ello se juzgue necesario o se estime como el modo más eficaz de garantizar ciertos servicios sociales, si bien -precisa Hayek- esta intervención positiva del gobierno es cuestión de mera oportunidad, no de principio.