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¿Nos jugamos la vida?

La Tercera

Cuando usamos la expresión “jugarse la vida”, no lo hacemos en forma literal. Nos referimos a que un evento futuro como un examen o una competencia son muy importantes para nuestras vidas. Ese fue el sentido que probablemente el ministro de Hacienda le dio a esta expresión hace unos días cuando señaló: “ Chile no se juega la vida en la próxima elección presidencial”.

No puedo estar más en desacuerdo con el ministro Valdés. En la elección de noviembre próximo los chilenos vamos a decidir si el actual gobierno fue un paréntesis en la exitosa historia de progreso que experimentó nuestro país por más de 30 años, o si por el contrario, el paréntesis fueron esos 30 años y Chile se apresta a volver a la trayectoria de mediocridad por la que transitó durante gran parte del siglo XX y durante los largos cuatro años de este gobierno.

Los malos gobiernos hacen que el progreso se detenga. Sin crecimiento la única forma en que la vida de un ciudadano mejora es arrebatándole parte de su bienestar a otro ciudadano. El estancamiento genera división y conflicto en la sociedad. Los que tienen más talento y más recursos terminan abandonando el barco, lo que hace que inevitablemente el país retroceda y la sociedad se corrompa. Este no es un proceso instantáneo pero a la larga un gobierno malo detrás del otro lo hacen inevitable.

Cuando un país elige consistentemente mal a sus gobernantes, sí se juega la vida. Pero no como un recurso literario. Se juega de verdad el bienestar y la vida de sus habitantes. Argentina era un país más rico que Corea hasta 1985, hace poco más de 30 años. Hoy los argentinos tienen la mitad del ingreso per cápita. Hoy hay tres veces más argentinos que coreanos viviendo bajo la línea de pobreza. Los argentinos tienen miles de millones de dólares fuera de Argentina y cientos de miles de sus mejores talentos trabajando en otras latitudes. Pero lo más triste de todo es que la esperanza de vida al nacer en Argentina es seis años menos que en Corea y la mortalidad infantil en Argentina es 2,5 veces mayor que en Corea. Vale decir los malos gobiernos que ha tenido Argentina, sí le han costado literalmente la vida a miles de sus ciudadanos, que han muerto antes de tiempo o ni siquiera han tenido la oportunidad de vivir.  

Chile, que hace no más de 30 años era el vecino pobre de Argentina, hoy lo supera en ingreso per cápita. La esperanza de vida al nacer es cuatro años mayor en Chile que  en Argentina y la mortalidad infantil en Argentina es 30% superior a la de los niños chilenos. La elección de malos gobernantes, como la familia Kirchner, tiene mucho que ver con estos resultados.

A juzgar por los casi dos millones de chilenos que votaron en las primarias del domingo pasado, donde no había un candidato de continuidad de este gobierno, lo que el ministro Valdés no tiene claro, la mayoría de los chilenos sí. Los países sí se juegan la vida en elecciones como la del próximo noviembre, donde lo que está en juego es el modelo de sociedad, el ritmo de su progreso y a la larga la vida de sus habitantes actuales y futuros.

 

Columna de José Ramón Valente, Consejero de Políticas Públicas de LyD, publicada en La Tercera.- 

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