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Igualdad de remuneraciones

Voces La Tercera

Desde hace ya varios años surge de manera intermitente la vieja discusión acerca de la necesidad de igualar remuneraciones entre hombres y mujeres.

Muchos gobiernos y organismos internacionales han abogado por disminuir la brecha salarial basada en razones de género, proponiendo mecanismos de incentivos a la contratación y leyes relativas a dicha discriminación.

Chile no ha quedado atrás en la materia. Actualmente, contamos con una ley sobre igualdad de remuneraciones que, en términos sencillos, reconoce expresamente este principio de "igualdad" basada en género para trabajadores que realicen "un mismo trabajo", consagrando, de igual manera, criterios diferenciadores basados en capacidad, calificación, idoneidad, responsabilidad o productividad.

Cada vez son más las mujeres que ingresan al mercado laboral, superando hoy el 47,4% y la brecha entre hombres y mujeres se ha ido acortando paulatinamente. Mientras a mediados del siglo pasado las trabajadoras ganaban, en promedio, la mitad de un hombre, hoy la diferencia ha disminuido, alcanzando en promedio un 20,6%, la cual se da principalmente en mujeres con mayor calificación profesional. Estas cifras no son para celebrar, pero sí son esperanzadoras.

Un nuevo proyecto de ley se está debatiendo hoy en el Senado, el cual plantea que la igualdad remuneracional no sólo debe relacionarse con el mismo trabajo, sino que debe apuntar a “trabajos de igual valor”, criterio del todo ambiguo que, por consecuencia procesal, implicará que la Dirección del Trabajo y los Tribunales, intervengan en la política salarial de cada empresa y que de manera discrecional se cuantifique el trabajo de cada trabajador aunque realicen funciones distintas con distintos grados de responsabilidad y capacitación.

La experiencia nos ha demostrado que la “igualdad por decreto” no es la solución a una problemática social como ésta. La evidencia está sobre la mesa, ahora el desafío pendiente es cómo combatimos este problema desde las políticas públicas. No siempre las leyes prohibitivas son la solución a los problemas y es tiempo que nuestras autoridades apunten a algo más.

Los esfuerzos para alcanzar salarios más equilibrados entre hombres y mujeres debieran ir por una política integral que cuide los equilibrios entre una adecuada educación tanto a empleadores como a trabajadores, una moderada protección en temas relacionados a discriminación, la remoción de muchas barreras que encarecen la contratación -como es el sistema actual de salas cunas y la rigidez de los fueros maternales-, pero también incentivando la contratación femenina mediante programas de capacitación y mayor flexibilidad en el trabajo.

Todo mercado laboral es perfectible, pero dicha perfección no se alcanza mediante más regulación y encarecimientos de costos que, por rebote, sólo provocan mayor rigidez y más trabas. El secreto está en moderar la regulación, bajar barreras e incentivar. Sólo así mejoraremos la situación de las mujeres en este sensible y complicado mercado laboral.

 Columna de Sergio Morales, Abogado de Libertad y Desarrollo, publicada en Voces de La Tercera.-

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