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Tropezando se aprende a caminar

El Libero

A nuestros hijos les enseñamos que todos podemos cometer errores y que más importante que los errores es la forma en que los enfrentamos. De hecho, nos preocupan los hijos muy perfectos, porque sabemos que la vida está llena de imprevistos y situaciones difíciles a las que tarde o temprano todos nos vamos a enfrentar, y es importante haberse caído para saber cómo volverse a levantar. Popularmente decimos que tropezando se aprende a caminar.

Un buen padre sabe que debe aplicar un castigo proporcional a la falta cometida por su hijo y un buen hijo sabe que los castigos, cuando son merecidos, no son injustos. Los padres esperamos que los hijos se arrepientan de sus errores y aprendan de ellos, y cuando eso ocurre los perdonamos y nos alegramos.

La sociedad recoge en sus leyes el comportamiento de un buen padre. Las disculpas públicas (arrepentimiento) son un atenuante importante para las sanciones que aplica la ley, existen penas rebajadas cuando hay “irreprochable conducta anterior” y penas más altas cuando hay reincidencia, por nombrar solo algunas.

Hasta aquí todo parece muy lógico y normal. El problema es que cada vez con más frecuencia vemos a parte de nuestra sociedad actuando en una forma totalmente disonante con cómo lo haría un buen padre de familia. Los jóvenes que destrozan el INBA y los que venden el mobiliario de sus colegios no se arrepienten y tampoco reciben castigo a pesar de ser reincidentes reiterados. Quienes se atreven a criticarlos, como lo hizo la periodista Cony Stipicic en Radio Duna el martes pasado, son blanco inmediato de un intenso bullying en las redes sociales.

Por otra parte, quienes, como la CMPC, han cometido errores, los reconocen públicamente, se arrepienten de ellos, hacen los cambios necesarios para que dichos errores no se vuelvan a repetir y están trabajando con las autoridades para reparar el daño causado, son duramente criticados cuando una institución gremial hace un reconocimiento de dicha reacción positiva. De hecho, en una columna publicada en el diario electrónico Ciper, con posterioridad a que la SOFOFA levantara la suspensión de CMPC de esa asociación gremial, justamente como consecuencia de la forma en que la compañía ha reaccionado a su reconocida mala conducta, el periodista Daniel Matamala fustigó en duros términos la decisión de los industriales.

Es importante que rememos en la dirección de construir una sociedad mejor para todos. No tengo dudas de las buenas intenciones de quienes expresan públicamente sus opiniones respecto de la contingencia noticiosa de nuestro país, ya sea a través de medios tradicionales o de los más modernos. Pero debemos tener presente que el mundo no se creó hace 30 o 40 años. Hay decenas de generaciones que han vivido antes que nosotros y que han tropezado una y otra vez. Lo que hemos aprendido de esos tropiezos es que condenar las malas acciones y aplaudir las buenas reacciones no es signo de condescendencia ni de debilidad, pero sí de madurez y civilidad.

Columna de José Ramón Valente, Consejero de Políticas Públicas de Libertad y Desarrollo, en El Líbero.-

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