Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Venezuela: Crisis, elección y cambio

Tele13

La crisis venezolana ha traspasado los niveles de crisis política, transformándose en una auténtica crisis humanitaria.

A la conocida escases de alimentos, se agrega la imposibilidad de acceso a servicios sanitarios mínimos. Recientemente el New York Times documentó que en Venezuela están muriendo recién nacidos y ancianos, día a día, a raíz de la falta de vacunas, antibióticos y electricidad para el funcionamiento de equipos médicos. Pero por si fuera poco, en Venezuela tampoco hay seguridad. Caracas es la ciudad más insegura del mundo conforme a datos de la ONU, debido a la altísima incidencia de criminalidad. Mientras que el colapso de la economía redunda en una proyección de inflación del FMI de 2.200% para 2017, en la cual, la estructura productiva ya no es capaz de solventar jornadas laborales de 5 días.

La situación venezolana se aproxima peligrosamente a la de un estado fallido, quizás sólo falta la gestación de una guerra civil, amenaza por cierto latente, y supeditada a los escenarios que el chavismo dentro de su irracional apego al poder decida generar. Dramático escenario para uno de los países que durante la primera mitad del S.XX estuvo dentro de los sistemas políticos y economías más estables y ricas del mundo. Venezuela será un caso de estudio, por antonomasia, de cómo los gobiernos demagógicos y populistas hacen fracasar a los países.

En el plano prospectivo, la restauración política, económica y social (la maniquea retórica chavista socavó la unidad nacional) operará en la secuencia tradicional de crisis, elección y cambio. Mientras que la crisis es patente, la elección a tomar, tanto por el lado del régimen como de la oposición, determinará la naturaleza y el carácter del cambio político.

En primer lugar, se encuentra la decisión de Nicolás Maduro. Agudizar la crisis mediante la vociferante y paranoica retórica de la guerra económica del imperialismo o el auto otorgamiento de poderes especiales en el marco de un estado de excepción sólo terminarán minando los ya decrecientes niveles de apoyo dentro de la propia base chavista. En este contexto, un escenario de auto golpe por el chavismo, bajo la consigna "salvemos al Chavismo de Nicolás Maduro" parece altamente probable.

Desde la perspectiva de la oposición, la situación se torna frustrante y agobiante. Luego de obtener una amplia mayoría parlamentaria, el chavismo se ha encargado de trabar una y cada una de las válvulas de escape institucionales que surgen desde la Mesa de Unidad Democrática. Los enclaves del chavismo en el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia, configuran una autocracia en forma, con nula división de poderes y donde se clausura la expresión de una voz mayoritaria de los venezolanos. Por otro lado, descartada la opción de una transacción pactada, debido a la ausencia de condiciones estratégicas que permitan concesiones mutuas frente a un liderazgo intransigente como el de Maduro, el radio de acción política se reduce, mientras que la magnitud de la crisis se expande.

Venezuela se enfrenta de este modo al sino de todas las autocracias donde -a diferencia de las democracias- un solo líder tiene la capacidad de definir unilateralmente el devenir político de toda una nación.

Lo único claro es que dado el nivel de desgaste, el colapso súbito del régimen parece inevitable. Mientras tanto, los venezolanos siguen experimentando la crisis y expectantes frente a la decisión de sus líderes. En el único plano donde sí  hay certezas es en el anhelo de cambio.

Columna de Jorge Ramírez, Coordinador del Programa Sociedad y Política de Libertad y Desarrollo, publicado en T13.cl.-

Tags:

otras publicaciones

La Tercera

La Tercera