En el día de las telecomunicaciones compartimos parte del estudio desarrollado por la Coordinadora de Políticas Públicas de Libertad y Desarrollo, Susana Jiménez en conjunto con Jorge Lira, ayudante de investigación.
La infinidad de aplicaciones derivadas de las telecomunicaciones han permitido facilitar la forma en que nos comunicamos, nos educamos y llevamos a cabo nuestras actividades productivas, convirtiendo su uso en un imprescindible en nuestro diario vivir. Por otra parte existe abundante evidencia internacional y nacional que revela el impacto positivo de las telecomunicaciones en el desarrollo de las economías, con efectos sobre el crecimiento del PIB, la productividad, los empleos, los servicios públicos y privados, la modernización del Estado y la calidad de vida. Ello sugiere que las sociedades tienen mucho que ganar con el desarrollo de esta industria.
1. Impacto Económico
El impacto económico de las telecomunicaciones incluye su aporte en distintas áreas, tales como la productividad, el emprendimiento e innovación, el empleo y la reducción de la pobreza, lo que en definitiva se traduce en un mayor crecimiento económico. El efecto más evidente de las telecomunicaciones dice relación con el aumento de productividad, dada la incidencia positiva a nivel de individuos, de organizaciones y de países que genera el avance en las comunicaciones, la conectividad y el acceso eficiente a la información. La posibilidad de poder enviar información y datos por Internet o desde los celulares reduce notablemente el tiempo de envío, los costos monetarios y de transacción, y permite una mejor coordinación entre las partes. Además, el acceso a la información facilita que las empresas elijan estrategias para operar de una manera más eficiente.
Las telecomunicaciones también tienen un efecto positivo en los niveles de emprendimiento e innovación. Esto, debido a que el acceso a Internet permite compartir ideas y conectarse con inversores de todo el mundo, ampliando la gama de oportunidades a las que se enfrentan los individuos y los proyectos. Esto, a su vez, esfuente de generación de nuevos empleos, dado que se crean puestos de trabajo que de otra forma no existirían. Éstas aportan al desafío de reducir los niveles de pobreza, en tanto economías con mayor desarrollo generan mayores oportunidades de empleo, emprendimiento e innovación, lo que se traduce en mayores ingresos y calidad de vida para los hogares.
2. Impacto Social
Las telecomunicaciones tienen también un impacto social importante. En primer lugar, permiten una mejora considerable en los sistemas de salud, puesto que los avances tecnológicos han logrado una mayor fluidez de la información, tanto a nivel vertical (entre los doctores y sus pacientes), como a nivel horizontal (entre doctores). El acceso a información online tiene efectos positivos sobre los niveles de prevención, la calidad de los diagnósticos, el nivel de tratamientos y el posterior proceso de monitoreo. Tan importante como el anterior, es el impacto de las telecomunicaciones en la educación. El mayor acceso a recursos educacionales, herramientas de enseñanza, investigación y conocimiento repercute en los resultados académicos y formación de los estudiantes.
Una extensión de lo anterior es el rol que juegan las telecomunicaciones en la capacitación laboral, lo que contribuye a mejorar la productividad y, con ello, las expectativas de remuneraciones de los trabajadores.
3. Chile
Los avances en la industria en el último tiempo han posicionado a Chile como líder de América Latina, lo que se puede ratificar con el Networked Readiness Index 2013 del World Economic Forum6 , en el cual Chile ocupó la mejor posición alcanzada por un país de la región. Este índice mide el desarrollo de los países en ambiente, preparación, uso e impacto de las tecnologías de la información y comunicación (ICT). Pero a pesar de este liderazgo en la región, Chile ocupa solo la posición 34 en este índice, por lo que las brechas son muy amplias y hay mucho por crecer todavía.
Chile aún no supera el promedio de los países de la OCDE, por eso no cabe duda que en el proceso de transición hacia el pleno desarrollo será fundamental cerrar esta brecha digital, tanto en relación a otros países como dentro del propio territorio nacional.
Por último la tendencia mundial ha apuntado hacia el tráfico masivo de datos y hacia un Internet presente en todo ámbito de nuestras vidas. Estos aumentos en el uso son muy auspiciosos para continuar con el desarrollo de las economías, dado que llevarán a grandes ganancias en productividad y calidad de vida. Para ello se requiere, sin embargo, de importantes inversiones y de una política pública activa.
En particular, la industria deberá mantener su ritmo de inversión y capacidad de innovación, tan necesarios en un mercado altamente dinámico y cambiante. A su vez, el sector público debe incentivar el desarrollo de la industria de las telecomunicaciones con un marco regulatorio estable y que logre eliminar y no incorporar trabas en el sector, y así generar las condiciones necesarias para atraer una mayor inversión y promover un cambio cultural que permita incorporar y aprovechar adecuadamente los beneficios de las telecomunicaciones. Además, compete al Estado evitar que los sectores socioeconómicos más bajos no queden excluidos del desarrollo digital.
Es importante destacar que en esta industria, un 20% de las utilidades se reinvierten, lo que ratifica lo dinámico que es el sector y lo agresivas que deben ser las compañías para reinventarse y sobrevivir en el mercado.
