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¿Apretándose el cinturón?

Voces La Tercera

Pónganse en la siguiente situación, usted es un padre o una madre de familia que ve que sus ingresos se están deteriorando severamente, que dicha situación podría incluso empeorar a futuro y que los gastos familiares superan con creces a los ingresos proyectados. Como consecuencia de lo anterior el endeudamiento familiar está creciendo rápidamente. Usted decide hacer un cónclave para comunicar al resto de los miembros de la familia que va a ser necesario hacer un esfuerzo conjunto de ahorro para enfrentar las finanzas familiares. El cónclave genera expectación y preocupación. Usted parte informando que los ingresos familiares son de 1 millón de pesos mensuales, continúa describiendo el oscuro panorama que se viene a futuro, y cuando le toca anunciar las medidas de austeridad, le informa a sus hijos y cónyuge que van a tener que reducir sus gastos en 10 mil pesos mensuales. Si, ¡solo diez lucas! Sus hijos se miran y un tanto desconcertados murmuran: “para esto tanta parafernalia” y se retiran de la reunión con la sensación de que todo sigue igual y que no hay necesidad de cambiar sus hábitos de gasto.

Eso es justamente el anuncio que hizo el ministro de Hacienda esta semana. Finalmente y después de mucha especulación, comunicó que dada la complicada situación y el bajo precio del cobre ha decidido hacer el esfuerzo de ajustar su gasto fiscal en un 1%, lo que parece bastante insuficiente dada la alarma que se ha generado respecto de la trayectoria de los ingresos, gastos y endeudamiento de Chile.

Para entender el anuncio, déjeme entregarle algunas cifras como antecedente de la discusión. Chile genera un PIB cercano a US$240 -US$250 mil millones. El gasto presupuestado del Gobierno para el año 2016 es de US$55 mil millones y  la reducción del gasto propuesta por el Ministro esta semana es de solo US$540 millones; esto es, solo un 1% del presupuesto de gasto del año y cerca de un 0.2% del PIB. No se trata de quitarle méritos al ministro, pero él mismo comentó que la negociación había sido fácil y rápida.

Considerando  que de acuerdo a información del Banco Integrado de Programas Sociales, en 2013, de los 402 programas sociales evaluados, más de la mitad no contaba con información suficiente para poder realizar la evaluación, un 28,9% fue evaluado como en estado crítico y un 8,7% fue considerado insuficiente. Es decir, hay una enorme cantidad de programas de gobierno que están mal evaluados por lo que se podría hacer un esfuerzo muchísimo mayor de ahorro (cabe hacer notar que a partir del 2014 el BIPS dejó de publicar los resultados de la evaluación de los programas).

En función de lo anterior y dados los riesgos que implica seguir gastando en exceso y por tanto, seguir presentando déficit fiscales que impliquen no ajustar la trayectoria de endeudamiento adquirida en los últimos años, el mínimo de ajuste al gasto para ponernos en camino de ser fiscalmente responsables habría sido anunciar un recorte de gastos de a lo menos US$ 1.500 millones. Como este no fue el caso, es probable que veamos nuevos ajustes en el futuro o de no haberlos que las clasificadoras de riesgo nos pongan en la mira como ya lo hicieron con Brasil, Colombia y China.

Columna de José Ramón Valente, Consejero de LyD, publicada en Voces La Tercera.-

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