Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Sebastián Soto lanza hoy su libro «Congreso Nacional y proceso legislativo, teoría y práctica»

El Director del Área Constitucional de LyD, master en Columbia y profesor de la UC, Sebatsián Soto estuvo preparando el lanzamiento del libro "Congreso Nacional y proceso legislativo, teoría y práctica". Esta obra busca hacer un análisis del proceso legislativo, pero no sólo desde las leyes, sino también desde la práctica, desde lo que ocurre en el Congreso. "La tramitación de las leyes está plagada de precedentes y de costumbres, que también configuran la forma como se aprueban y cómo se ejerce el poder", dice Soto.

El texto será presentado hoy lunes en la mañana en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica por el ex ministro Cristián Larroulet y por el presidente del Tribunal Constitucional, Carlos Carmona.

Sebastian Soto libroEn entrevista a El Mercurio, Sebastián Soto habló sobre su nuevo libro:

-En un régimen presidencial, ¿cuál es la magnitud real del poder que tienen los parlamentarios?

-Hay una especie de mito que sostiene que el Congreso en Chile es muy débil. Eso se ha construido sobre la base de la lectura de las normas constitucionales y legales, pero si uno observa el ejercicio del poder, uno puede ver que el Parlamento chileno es muy influyente en la definición de las políticas públicas. Los proyectos de ley se perfeccionan en el Congreso; muchos parlamentarios tienen experiencia y hacen aportes en el trabajo de comisiones.

-Pero han perdido espacios.

-Creo que la esencia del trabajo legislativo, cualquiera sea la composición de las cámaras, es la negociación, es sentarse a tratar de llegar a acuerdos. Visto así, el Congreso no ha perdido espacios, pues ha sido el lugar de los acuerdos en las últimas décadas. Desafortunadamente hoy ha perdido esa voluntad de negociar y llegar a acuerdos. Y eso es negativo, porque del acuerdo salen textos más legitimados y normalmente mejores.

-En su libro, usted destaca el trabajo en comisiones. ¿Cuánto influye el presidente de una comisión en el manejo de los tiempos legislativos?

-Se suele pensar que el ritmo de la agenda lo pone exclusivamente el Presidente de la República, pero los presidentes de las comisiones y de la sala tienen un rol esencial: definen cuándo se vota, cuándo se cita a audiencia o qué proyecto se cita. Por eso sus atribuciones son igual de importantes que la facultad que tiene el Presidente de la República para poner urgencias en un proyecto de ley.

-¿Qué diferencia al Congreso chileno de otros parlamentos?

-Respecto de los parlamentos latinoamericanos, el chileno es propositivo e influyente, no es un congreso que el Poder Ejecutivo pueda usar simplemente como buzón. Este Gobierno ha sido testigo de aquello. No obstante tener mayorías, el Parlamento ha sabido modificar, a veces perfeccionar o al menos debatir y deliberar más profundamente algunos proyectos.

-¿Y en qué aspectos está al debe?

-Hay un punto en que nuestro Congreso se queda atrás en comparación con los parlamentos del mundo: en la asesoría legislativa. Es imposible pedirles a los congresistas que sean expertos en todos los temas. Yo trabajé con un senador del estado de Minnesota que tenía 30 asesores. Obviamente, llegar a un número así en Chile puede ser excesivo, pero sí tener un grupo de asesores de confianza y al mismo tiempo técnicos. No es el parlamentario quien va a entrar en todo el detalle del proyecto, sino que va a definir las líneas principales, y luego los asesores de confianza traducen esas ideas en leyes.

-Usted señala que los parlamentarios hacen un trabajo serio en las comisiones, pero esa imagen a ratos contrasta con lo que sucede en la sala.

-Un gran defecto de todos los congresos del mundo son las salas vacías. Siempre es así, porque la "sala de máquinas" de los congresos son las comisiones. Las salas son simplemente lugares para dejar registro de opiniones y para votar masivamente.

-¿Qué rol cumple entonces el hemiciclo?

-La sala no cumple el rol que todos creen que debería cumplir. Pretender que los parlamentarios estén sentados en sus escritorios durante toda la sesión de sala es hacerlos perder el tiempo. La sala es un lugar de votación, un lugar donde se llega a los últimos acuerdos, donde se hacen discursos para dejarlos en los registros, pero no necesariamente para persuadir, porque la persuasión y la deliberación se dan en la comisión.

"Relato aglutinador"

-En el caso de la reforma educacional, el Ejecutivo envió una reforma vía glosa presupuestaria. ¿Qué le parece ese mecanismo legislativo?

-Legislar por glosa ha sido una práctica que ya tiene varias décadas en nuestro país. Sin embargo, esta es la primera vez en que lo que se propone en la glosa es un cambio tan radical a un régimen regulatorio. No solo razones constitucionales, sino que también de prudencia política, hacen aconsejable que cambios profundos se debatan con más tiempo.

El fallo del Tribunal Constitucional dio paso a una serie de opiniones destempladas propias de la doctrina de la retroexcavadora. La Presidenta no fue tan lejos, pero también con sus declaraciones hizo una crítica al TC, y eso no es prudente en un país que, ahora más que antes, necesita ir fortaleciendo sus instituciones.

-¿Cómo evalúa el debate que se ha instalado por el proceso constituyente?

-El relato crítico de la Constitución ha sido un relato político-electoral que tomó la centroizquierda desde hace algunos años. Para ellos tiene una virtud: es un relato aglutinador. Pero cuando se entra en el contenido, inmediatamente ese elemento desaparece. ¿Por qué? Porque la centroizquierda tiene en materia de contenidos una discrepancia muy profunda.

-¿Qué rol debe tener el Consejo de Observadores Ciudadanos?

-Todavía sigo creyendo que en todo esto hay mucha improvisación. El gran desafío del consejo de observadores es dar voz a los moderados que no van a participar en los cabildos.

 

Fuente: El Mercurio.-

otras publicaciones