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La economía el 2016

Diario Financiero

El año 2015 parece ya jugado en lo que a la actividad económica se refiere. Chile se encamina sin remedio hacia una tasa de crecimiento de 2% del PIB, que se suma al 1,9% que creció la economía chilena el primer año de Michelle Bachelet. Las últimas cifras en algún momento parecieron sugerir un septiembre un poco mejor, pero en definitiva pareciera que el IMACEC de octubre va derecho al 2% de nuevo. La inversión todavía no repunta, aunque parece haber dejado de caer. Una cifra puntual de importaciones de bienes de capital más auspiciosa parece esconder una importación específica de material de transporte, ya que si se excluye ese ítem pasa de 11% de aumento a 1%.

Todo indica entonces que tenemos que poner el foco en el 2016 para intentar una recuperación de la economía.

Pero el 2016 no se ve fácil. Hay ciertas condicionantes el próximo año que no estuvieron presentes este 2015, o si las estuvieron fue en una menor medida. Veamos:

El primer problema es que el margen de la política monetaria y fiscal es mucho menor el próximo año. Las razones son conocidas entre los analistas. La expansión fiscal durante el 2015, superior al 8%, ha resultado en un impulso expansivo que nuestra economía, creciendo al 2%, no puede resistir sin un grave riesgo de perder el mayor atributo que Chile ha exhibido ante la comunidad económica internacional: su disciplina fiscal.

La disciplina fiscal es la joya de la corona de la economía chilena. Si nos caemos ahí es el comienzo del fin.

La política monetaria está constreñida por la persistencia de la inflación en escaparse del rango meta desde hace ya un tiempo largo. Ello ha determinado tasas de interés reales negativas en varios tramos y sabemos cómo eso afecta la efectividad de la política monetaria.

Hay un segundo elemento que dificulta un escenario expansivo para el 2016. Las condiciones crediticias externas empiezan a hacerse más restrictivas para nuestro país. Hay más de una razón para ello. Está el problema del barrio; los mercados emergentes y en particular Latinoamérica están complicados y los recursos disponibles para la región serán menores. Pero también, hay que decirlo, Chile ya no es el alumno mateo que se sacaba las mejores notas del curso. Su posición financiera neta es deudora por primera vez hace mucho tiempo. Tenemos un déficit fiscal de 3% del PIB, que aunque todavía está en un rango aceptable deja la austeridad fiscal en el pasado. En esas circunstancias no es impensable que la excelente calificación de riesgo país que tiene Chile sea rebajada. No al nivel de perder el grado de inversión, como Brasil. Tampoco en el corto plazo, probablemente, pero hoy esa es ya una posibilidad cierta.

El tercer elemento que dificulta la perfomance de nuestra economía el año 2016, está también relacionado con las economía emergentes. No sólo pertenecemos a ese grupo de países, sino que además comerciamos muy intensamente con ellos. La desaceleración de China y de América latina, en particular Brasil, afecta mercados en los que vendemos una parte muy significativa de nuestros productos. Es evidente que con una actividad económica más débil en esos países nuestras exportaciones, una componente importante del PIB, se verán afectadas.

Hay una cuarta razón para esperar un año 2016 no muy dinámico. Se trata del aporte del sector inmobiliario. Durante el 2015 las ventas del sector han estado excepcionalmente activas por la presencia de un incentivo tributario (régimen especial de IVA a la venta de viviendas) que se está terminando. Es previsible entonces un segundo semestre del 2016 con una baja en un ítem que ha sido uno de los más dinámicos este año.

Así las cosas, ya la mayoría de los analistas está rebajando sus proyecciones para el próximo año. Y si bien la inercia hace que todavía veamos estimaciones en el entorno del 3%, quienes siguen de cerca la coyuntura, menciono especialmente al ex Vicepresidente del Banco Central Jorge Desormeaux, están esperando un valor más parecido al 2%.

El Ministro de Hacienda tiene una tarea difícil, el año 2016 será otra vez de bajo crecimiento y sólo un mejoramiento importante de las expectativas podrá mejorar un poco las cosas.

 

 

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