Las claves de la Ley de Presupuestos 2016

Los siguientes aspectos deberían ser el centro de la discusión legislativa en los próximos dos meses:

1. Austeridad fiscal:

Este es un aspecto en que el Ministro ha logrado crear un consenso, lo que parece positivo. Esta mayor austeridad se vería reflejada en una disminución del déficit estructural, que este año el gobierno ha estimado en un 1,1% del PIB con los parámetros definidos por los comités de 2015, cifra que sería negativa por séptimo año consecutivo. Debe tenerse en cuenta, además, que el resultado estructural será estimado con parámetros de tendencia que probablemente tendrán correcciones a la baja en el futuro.

PRESUPUESTO 2015.Las cifras que se han dado a conocer parecen algo más expansivas a lo que hubiera sido deseable, y de lo que se esperaba luego del mensaje de austeridad que el Ministro había logrado plasmar. El presupuesto supone un aumento del gasto de 4,4% real respecto al nivel efectivo de este año, en que habría una sobreejecución cercana a un 2%. De esta forma, comparando con el gasto aprobado en la Ley de Presupuestos 2015, el aumento sería de 6,2% real, que no parece una cifra moderada. Por otra parte, el déficit efectivo de 2015 sería de un 3,3% del PIB, y es posible que se vea incrementado en el presupuesto 2016. En definitiva, quedará un ajuste fiscal pendiente para 2017, dada una probabilidad no menor que los parámetros estructurales (crecimiento del PIB de tendencia de 3,6% y precio del cobre de US$ 2,98/libra) sean corregidos a la baja. La posibilidad de un nivel de gasto restrictivo en 2017 se complejiza, considerando que es un año electoral.

 

2. Foco en eficiencia, gestión y crecimiento económico:

En un contexto de estrechez de recursos como el actual, la eficiencia en el uso de recursos es clave. Debe moderarse significativamente el gasto en bienes y servicios y personal. Es deseable también que la asignación de recursos considere las evaluaciones de los programas, y tenga en consideración también la necesidad de estimular el crecimiento económico. La Ley de Presupuestos 2015 se aprobó con un fuerte énfasis en el gasto de inversión, sin embargo, en la práctica los niveles de subejecución en partidas importantes dan cuenta de que este énfasis no se ha dado en la magnitud deseada. Se deben reforzar los esfuerzos en esta dirección, no sólo en la ley, sino también en mejorar la gestión en la ejecución del gasto de capital, donde existen falencias que son de larga data.

 

3. Focalización del gasto social:

En un contexto de menor holgura de recursos cobra aún mayor validez el criterio de focalización del gasto, del cual este gobierno ha mostrado intenciones de desprenderse. Los recursos aportados por todos chilenos deben destinarse a los más necesitados, y no a convertir a la mayoría de la población en clientes del Estado.

 

4. Políticas públicas de largo plazo a través de glosas presupuestarias:

Es impresentable que la gratuidad universitaria, política de largo plazo y central en el programa de este gobierno, se vaya a implementar a través de una glosa en la partida de Educación, y que por ende, una política de esta envergadura, que cambia en forma radical el esquema de financiamiento universitario, se inicie con un serio problema de incertidumbre para los estudiantes y las instituciones de educación superior. Es efectivo que en el pasado se ha hecho algo similar con otros programas de ayuda, pero es una práctica que sería ideal desterrar, en vez de profundizar en la magnitud que se haría esta vez. Éste será, sin duda, el elemento central de la discusión que se viene, y dará una señal, además de si el gobierno sigue actuando por la vía de la “retroexcavadora”, o como dice, prefiere avanzar a través de un diálogo efectivo, que busque perfeccionar su programa de reformas.