La semana pasada terminamos de conocer las más recientes actualizaciones de los principales indicadores económicos del país: IMACEC, IPC, Índice de Remuneraciones, Empleo, Comercio Internacional, etc. El diagnostico es inequívoco: la situación lejos de repuntar empeora. El Producto Interno Bruto está simplemente estancado, el nivel es el mismo que hace 3 meses corrigiendo por factores estacionales y días hábiles; la inflación rebrota –volviendo a alejarse del objetivo del Banco Central (BCCh)-, lo que algunos incorrectamente atribuyeron a la Copa América y el reajuste de la cuenta eléctrica, pero que no parece algo puntual, considerando que todos los indicadores subyacentes, que excluyen los productos más volátiles (como alimentos y energía) también repuntan. Es decir la economía no crece –aunque tampoco cae- existe un alza de precios, tanto en bienes como servicios y en transables y no transables, excluyendo combustibles e incluso reajustes en tarifas reguladas, es decir pareciera ser algo más de fondo y probablemente más persistente.
Se podría seguir con el desempleo, que aumentó con el fin del verano: las remuneraciones que, pese a la inercia que observamos, tienen empiezan a crecer más lento, y así hasta el cansancio, pero resulta más útil pensar en lo que viene. Durante junio se importaron un 30% menos de bienes de capital (medido en US$) al país que el mismo mes de 2014, lo que promete que al menos en el futuro cercano la inversión –diferente de construcción- no repuntará; lo mismo para la importación de bienes durables (como automóviles y electrodomésticos). Detrás de estas caídas y mirando más hacía adelante, está la recuperación de la confianza de consumidores e inversionistas, las cuales, como ya ha adelantado el BCCh en diferentes instancias, preceden a una salida de este ciclo negativo.–Y, de eso, hasta ahora nada.
Pero no todo es tan negro, todavía estamos a tiempo de corregir las reformas que han afectado la confianza, especialmente antes que se apliquen y afecten el crecimiento de largo plazo. Y si bien hay riesgos externos en el horizonte como la situación financiera China, en general las condiciones externas siguen relativamente favorables, y una economía abierta, con cuentas fiscales (aún) sanas y tipo de cambio flexible como la nuestra ha sido capaz de ajustarse y salir de crisis peores.
Columna de Francisco Klapp, Economista de Libertad y Desarrollo, publicada en medios regionales de El Mercurio.-