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El fantasma de Dilma

El Libero

JOSE RAMON VALENTE1Por segundo año consecutivo, las proyecciones de crecimiento para Chile van de más a menos. Cuesta creerlo, pero a mediados del 2013, de acuerdo a las expectativas del mercado, se esperaba que el crecimiento para la economía chilena en el 2014 fuera de 4,5%. Bien sabido es que el crecimiento efectivo del 2014 terminó siendo un magro 1,9%. Es decir, menos de la mitad de la expectativa original. Del mismo modo, en mayo del año pasado se esperaba que el crecimiento 2015 fuese de 4,3%. Los datos que hemos conocido recientemente confirman que el crecimiento para este año estaría en torno a 2,7%. Vale decir, este año nuevamente terminaremos con un crecimiento sustancialmente inferior al proyectado tan solo hace un año atrás. Pero la historia no termina ahí. Mientras las primeras estimaciones del crecimiento para el 2016 recogidas en abril del año pasado apuntaban a un crecimiento de 4,6%, estas ya se han corregido a la baja y ahora se encuentran en torno a 3,2%.

La comparación con lo ocurrido en Brasil durante el primer gobierno de Dilma Rousseff es inevitable. Después de crecer a una tasa de 7,5% el 2010 y a un promedio cercano al 5% entre el 2003 y el 2008 (se excluye el 2009 por el año de la crisis financiera internacional), la economía Brasilera se expandió a un promedio anual inferior a 2% en el periodo 2011-2014. Pero eso no es todo, además del paupérrimo crecimiento, hacia el final de su mandato, el gobierno de Dilma había desestabilizado las finanzas públicas de su país con un déficit fiscal superior a 7%, una galopante inflación que superaba el 8% y tasas de interés que como consecuencia de lo anterior han escalado por sobre el 13%. Por si fuera poco, los escándalos de corrupción en Petrobras, el equivalente brasilero de Codelco, fueron la gota que rebalsó el vaso y que llevó al gobierno de Rousseff al borde del colapso.

El fantasma de Dilma ronda La Moneda. Ayer el Banco Central publicó su Informe de Política Monetaria y nuevamente recortó el crecimiento para este año. Al mismo tiempo, la OCDE recortó la proyección de crecimiento para Chile para este y el próximo año. Por su parte, el acelerado aumento del gasto público amenaza la estabilidad futura de las finanzas públicas. Este año, sin mediar una crisis internacional, el déficit fiscal rondará el 3%, uno de los mayores en los últimos 25 años. Finalmente los escándalos políticos unido al mal desempeño de la economía tienen los índices de popularidad del gobierno y de la Presidenta Bachelet cerca de sus mínimos históricos.

El final de esta historia no se ha escrito todavía en Brasil, pero el panorama actual es bastante desolador. Inflación desbordada, alto déficit fiscal, un país en recesión y una Presidenta cuya popularidad es cercana al nivel de las tasa de interés. Lo más paradójico de todo es que la esperanza brasilera hoy depende de su nuevo ministro de Hacienda. Joaquim Levy, un doctor en economía de la Universidad de Chicago.

Reproducimos la columna de José Ramón Valente, Consejero de LyD, publicada en El Líbero.-

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