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SOFÍA APRENDE CON TODOS

El Libero

Reproducimos la columna de nuestro Director Ejecutivo, Luis Larraín, publicada en El Líbero.

Una campaña publicitaria del gobierno, financiada con los impuestos que pagan las familias chilenas, insiste en denostar a quienes han elegido para sus hijos colegios particulares subvencionados y se resisten a la reforma que pretende terminar con el lucro, eliminar la selección a nivel de la escuela y prohibir el financiamiento compartido.

Se  elaboró un video que resalta las bondades de la educación pública y un comic, “Sofía aprende con todos”, que se reparte profusamente y se burla de las madres que se oponen a la reforma. En el comic se muestran las ventajas que para perros, plantas y niños tendría compartir con los que no se conoce. Se esgrime la experiencia de un perro callejero y de un jardinero, partidarios de la inclusión, contrastándolas con la de una madre, suponemos que la de Sofía, que no se da cuenta de los beneficios que trae que su hija comparta en el colegio con niños diferentes.

En efecto la señora, que tiene un aspecto un poco desaforado, dice que el colegio de la niña es bueno y que no quiere que se lo toquen. Asegura, incluso, que ella marchó para mejorar la educación, pero creía que iba a ser para mejorar los colegios malos y no para cambiar los buenos.

Todo esto termina con un: “esta historia continuará”. Uno podría adivinar que la madre de Sofía, movida por intereses tan mezquinos como que no le cambien el colegio de su hija, terminará convencida por los argumentos del perro callejero y el jardinero a favor de la inclusión. Ya veremos cómo logran convencerla. Me tinca que Sofía va a jugar un rol importante en ello.

La decisión de lanzar estas campañas publicitarias, aún a riesgo de ofender a los padres que se han opuesto a la reforma, es indicativa del propósito del Gobierno: llevar adelante la reforma a como dé lugar.

Lo trágico de todo esto es que la situación de los padres de alumnos que estudian en colegios particulares subvencionados, la mayoría de los niños de Chile, no es para la risa. El 30 de enero de 2015 es el plazo que Michelle Bachelet ha fijado para la aprobación de esta reforma. Lo logrará, en la medida que los parlamentarios de la Nueva Mayoría voten favorablemente el proyecto, cuestión que hasta aquí ha sucedido en todas las instancias pese a las bravatas que la democracia cristiana ha insinuado, pero que sólo terminan en eso.

A la vuelta de vacaciones los niños se encontrarán con una ley aprobada. Sin embargo, sus nefastas consecuencias sobre la educación particular no se manifestarán cabalmente durante el año 2015. El diseño de la reforma contempla que las principales modificaciones que inciden en el manejo de los colegios, su naturaleza jurídica y los nuevos requisitos que se les imponen empezarán a regir el año 2016.

Seguramente durante el año 2015 asistiremos a una negociación entre el gobierno y los sostenedores, discusión más bien soterrada, porque la atención va a estar puesta en los cambios que se quieren hacer a la educación superior. Algunos colegios cerrarán, pero una buena parte intentará negociar con el gobierno.

Es presumible que un gobierno que contará con ingentes recursos será capaz de ofrecer a los propietarios de las escuelas condiciones que, al menos en el corto plazo, sean suficientes para seguir operando. Ello ocurrirá en un buen número de casos. Además, los sostenedores contarán con una ventaja que hoy no tienen: se les limitará la competencia. El Ministerio de Educación tiene que autorizar la instalación de nuevos colegios según establece la reforma.

Así las cosas, la destrucción de la educación particular subvencionada será un proceso gradual: el gran placebo que la Nueva Mayoría aplica a los chilenos en su tarea de echar abajo algunas de las instituciones más importantes de nuestro país. Pero en definitiva, el gobierno de Michelle Bachelet logrará su objetivo de bajar de los patines a los niños que hoy día van más rápido porque sus padres han elegido un colegio particular.

La única esperanza es que los chilenos decidan cambiar de rumbo y elijan a aquellos que prometan revertir esta pésima reforma educacional, devolviendo a los padres la posibilidad de elegir el colegio en que estudien sus hijos.

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