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CUENTAS NACIONALES III TRIMESTRE: CAÍDA EN LA INVERSIÓN NO SE DETIENE

Las nuevas cifras de Cuentas Nacionales para el III trimestre, dadas a conocer hoy por el Banco Central, no solo confirman la pobre expansión del producto experimentada durante el tercer trimestre del año (0,8% en 12 meses), que los IMACEC registrados entre julio y agosto ya nos adelantaban, sino que también reafirman que la caída en la inversión parece lejos de estar llegando a su fin.

De hecho, la demanda interna vuelve a contraerse, tanto interanualmente como en comparación al trimestre anterior corrigiendo por estacionalidad –indicador ampliamente seguida en los EE.UU.-, de esta forma lo que mantiene el PIB creciendo, aunque escasamente, es la demanda externa con unas exportaciones de bienes y servicios, que medidas en pesos se expanden un 1%, mientras las importaciones (también en pesos) se contraen un 7,2% versus igual periodo del año anterior.

El siguiente cuadro sirve para ilustrar claramente como la Formación Bruta de Capital Fijo tras haberse expandido de manera sólida durante el primer semestre de 2013, ha sufrido una abrupta caída que no da señales de detenerse, especialmente en su componente Maquinaria y Equipos, el cual no tiene la conocida inercia de la Construcción.

Indicadores disponibles con frecuencia mensual como la importación de bienes de capital y el despacho de materiales, que correlacionan bastante de cerca con las medidas solo disponibles trimestralmente de maquinaria y equipos y construcción, respectivamente, sugieren que la caída en la inversión no daría señales de estar por terminar. De hecho, en octubre la importación en dólares de bienes de capital presenta una caída del 27 % versus iguales periodo del año anterior

"Esta caída de la inversión, es solo comparable en su magnitud  con algunas de los mayores episodios recesivos vividos en el país en los últimos 25 años,  como la Crisis Asiática de 1997-1998 y la Crisis Subprime de 2008-2009", señala el investigador del Programa Económico de LyD, Francisco Klapp.

Una mirada más cercana a estos tres eventos permite una mejor comparación. El siguiente  gráfico denomina “t” al primer trimestre de caída en la inversión en maquinaria y equipos  con respecto a igual periodo del año anterior, “t-i” al i-esimo periodo previo a “t” y “t+i” al i-esimo periodo posterior. Por ejemplo, en la Crisis Asiatica “t” equivale al cuarto trimestre de 1998 y por lo tanto “t+1” equivale al primer trimestre de 1999.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


La caída en la inversión es algo menos pronunciada que en los eventos con que se compara, pero debe tomarse en cuenta que la Crisis Asiática fue especialmente dura para Chile y otros mercados emergentes con grandes salidas de capitales, tanto así que los niveles de desempleo en el país tras ese evento tomaron décadas en recuperarse; mientras que la Crisis Subprime es muy probablemente la mayor debacle financiera experimentada por el mundo desde la Crisis del ’29.

"La diferencia es que hoy el mundo desarrollado –especialmente EE.UU.-  está en franca recuperación, y ahora la demanda externa sí contribuye positivamente al crecimiento del PIB, lo que queda clarísimo al revisar el pobre desempeño de la Demanda Interna antes comentado", asegura Klapp.

"Los principales determinantes de esta caída en la inversión son la dificultad para iniciar nuevos proyectos energéticos, el fin del boom minero, la alta incertidumbre y las negativas expectativas de la economía", explica el economista. La mayor incertidumbre estaría asociada a las reformas que incluye el programa de gobierno y que aún no se despejan: laboral, educacional y constitucional.

Frente a una mayor incertidumbre la literatura económica es muy clara al concluir que frente a la irreversibilidad de la inversión, lo óptimo es posponer los proyectos. Mientras que en el ámbito que sí se despejó la incertidumbre –o al menos una parte de ella-, ésta se despejó para mal, con una alza muy considerable de impuestos a materializarse durante los próximos 4 años, pero que ya hoy se hace sentir en la evaluación de los nuevos proyectos, y muy claramente en el encarecimiento de ciertos bienes (bebidas, alcoholes, tabacos), sometidos a nuevos gravámenes, que claramente influyeron en  el alto IPC de octubre.

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