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DESACELERACIÓN: ¿CUÁNTO HECHO EN CASA?

La Tercera

REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE LUIS FELIPE LAGOS, MACROECONOMISTA SENIOR DE LYD, PUBLICADA HOY EN LA TERCERA.

Recientemente las autoridades de gobierno han ido adecuando su diagnóstico reconociendo que la incertidumbre asociada a la reforma tributaria ha contribuido, junto a otros factores, al proceso de brusca caída en el crecimiento de la economía. Esto es importante, por cuanto un mal diagnóstico genera erradas políticas económicas.

Sin embargo, con el protocolo de acuerdo y eventual aprobación en el Congreso de la reforma tributaria no se acaba la incertidumbre como se ha argumentado. En primer lugar, porque el proyecto al elevar a 27% la tasa de impuesto a las empresas y a 44,5% a los dividendos deja a Chile sobre el promedio de los países de la OCDE: 25% y 43%, respectivamente. Esto va en contra de las recomendaciones sobre política tributaria en el mundo y de las acciones de muchos países. Por ejemplo, la misma OCDE aconseja que se sustituya impuestos a las empresas e ingreso de las personas, que son los más distorsionadores, por impuestos al gasto y propiedad. Pues bien, nosotros vamos en la dirección contraria. Al constatar que la economía perderá dinamismo en el futuro, unos recomendarán reducir estos gravámenes y otros, al ver caer la recaudación, querrán mayores alzas.  En segundo lugar, el funcionamiento de dos sistemas tributarios: uno atribuido y otro  sobre retiros con integración parcial será complejo, así como los esquemas para las Pymes, lo que mantendrá la incertidumbre respecto de eventuales modificaciones durante la “marcha blanca”. Si el gobierno esta interesado en reducir la incertidumbre y potenciar el crecimiento debería acotar la reforma tributaria a una alza de 3 a 4 puntos en la tasa de las empresas, para financiar los mayores gastos de 2015 y postergar otras medidas hasta que se haya evaluado su efecto sobre la economía por una comisión de expertos.

La opción de fortalecer la participación del Estado en educación, salud y previsión como la reforma laboral y nueva constitución también ha generado incertidumbre. Esto por la duda respecto a qué se termina haciendo, como por los efectos que tendrían. Por ejemplo, en educación no es claro todavía cual es el proyecto de reforma que se logrará, ni como se aumentará la calidad de ésta. En salud, la intención de crear un fondo común estatal y en previsión las declaraciones respecto de que el sistema previsional “no da para más” por parte de autoridades de gobierno, no hacen más que maximizar la incertidumbre. Asimismo, los trascendidos de una reforma laboral que rigidiza el mercado no apuntan a fortalecer el crecimiento, sino más bien lo contario.

El clima de incertidumbre ha deterioro las expectativas, lo que  se ha reflejado en la caída de los indicadores de confianza de consumidores y empresas que ya se encuentran en el nivel de pesimismo.

Los efectos económicos de la incertidumbre es un tema de creciente interés. Estudios recientes cuantifican el efecto de la incertidumbre de política económica en la lenta recuperación de la economía de EE.UU. post crisis financiera de 2008-2009, encontrando efectos persistentes y negativos en la inversión entre 9% y 14% y en el PIB en el rango 1% a 2%.

El escenario externo que ha enfrentado la economía se ha deteriorado en cuanto a la caída de términos de intercambio, explicada principalmente por el menor precio del cobre, pero ha sido positivo en la medida que el ajuste en el crecimiento de China ha sido muy gradual y en EE.UU. se confirma un mayor dinamismo en la actividad económica. Esto llevará a un incremento en la tasa de interés de política en ese país en 2015 y en el costo de financiamiento externo para Chile, pero aún las tasas largas se mantienen en niveles muy bajos. Asimismo, el menor dinamismo de la Eurozona puede disminuir el crecimiento de nuestras exportaciones.

Los efectos externos y el fin del boom minero pueden explicar que la economía hubiera transitado hacia el crecimiento de tendencia -del orden de 4%-, pero la agudización de este proceso de desaceleración hacia un crecimiento en torno a 2% sería hecho en casa y, de acuerdo a la evidencia comentada, respondería al escenario de creciente incertidumbre.

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