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LA HORA DE CREAR RIQUEZA

La Tercera

REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE ROSANNA COSTA, SUBDIRECTORA DE LYD, PUBLICADA EN LA EDICIÓN ANIVERSARIO DE LA TERCERA.

La fuerza creadora de riqueza en los países se sustenta en un ambiente estable, disciplina macroeconómica, mercados competitivos en los cuales se promueva la creación de nuevos negocios tanto como la desaparición de los poco eficientes.

Nuestro país está entre las naciones que han logrado tasas de crecimiento altas y sostenidas por varios años, lo que nos ha permitido llegar a un ingreso per cápita de US$ 19.000, cifra que aún es la mitad de la media de los países miembros de la OECD.

El período de oro fue entre 1986 y 1997, con un crecimiento promedio de 7,2%, fruto  de esfuerzos en ahorro en inversión, las que en promedio aportan 2,1 puntos, y del empleo que agrega otros 1,8 puntos. Los 3,3 puntos restantes provienen de la productividad total de factores, consecuencia fruto de un esfuerzo innovador  que promovió la competencia con apertura exterior, modernización y flexibilidad en los mercados y crear institucionalidad moderna.  Este gran y sostenido impulso se traduce en un uso de recursos más eficiente y permite crecer más con los mismos recursos.

Entre 1998 y 2009 el espíritu reformador fue perdiendo vigor (aunque se pueden destacar varias reformas significativas), la productividad total de factores no aportó más de 0,3 puntos al crecimiento de nuestra economía igual a 3,7%.  Finalmente, entre 2010 y 2013, el crecimiento logró empinarse al 5,3%, de la mano de la inversión y del empleo y alguna tendencia a elevar la productividad total de factores, que en promedio aportó 0,5 puntos a ese crecimiento.

Con el foco en el futuro, la posibilidad de mantener tasas de crecimiento económico por medio de la inversión se verán debilitadas. La tasa de primera categoría habrá aumentado desde 17% a 27% en pocos años, con efecto adverso en la rentabilidad de los proyectos.  Se ha dicho que este esfuerzo se suplirá con más calidad de la educación.  Sin embargo,  de los algo más de US$ 4.000 millones que se esperan destinar a educación,  suman unos MM US$ 2600  la gratuidad al 70% de los estudiantes en educación superior, la compra de establecimientos educacionales que ya están siendo utilizados en esos fines, y la mera sustitución de financiamiento compartido. Nada de eso suma en el agregado.

Entonces para crear riqueza es cada vez más necesario sumar otro impulso de reformas que apunten a la competencia, a la iniciativa privada y a los ambientes propicios a la innovación y el emprendimiento  Hay una debilidad en la institucionalidad ambiental y en los instrumentos para definir compensaciones que permitan avanzar en grandes obras, y es rol del Estado abordarlo. Inversiones en vías urbanas, sector energético, cárceles, vertederos entre otros son epopeyas empresariales.

En vez de avanzar en reducir costos al comercio exterior, y eliminar finalmente todo arancel, estamos financiando conflictos laborales con impuestos que reducen la competitividad y nuevas rigideces laborales que impiden el funcionamiento continuo de la actividad.

Nuestra gente tiene aspiraciones, y ellas deben financiarse. Si la economía crece menos de 3 o 4% será difícil financiar el presupuesto fiscal anual, crear suficientes empleos y mantener tasas de reducción de la pobreza. Usados los recursos de la reforma tributaria (pueden ser rasguñados por un menor crecimiento), que son un gran salto por una vez, ya habremos llegado a una carga tributaria equivalente a la mediana de la OECD. Entonces o frenamos las expectativas o crecemos más.  La receta es conocida. ¿quién en el gobierno está encargado de poner su atención en la  generación de riqueza?

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