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FRANCIA Y ESPAÑA: PAÍSES VULNERABLES REDUCEN IMPUESTOS PARA ESTIMULAR SU ECONOMÍA

Francia y España han tenido problemas económicos durante los últimos años. Bien es sabida la situación de España, país que desde 2009 se encuentra en recesión y mantiene niveles récord de desempleo. Francia, por otro lado, está con su economía cuasi estancada (PIB prácticamente sin variación) desde el primer trimestre de 2012. En este informe analizaremos la situación de ambos países, las políticas que han llevado a cabo para volver a la senda del crecimiento económico y las expectativas que se tienen para los próximos años.

Francia

La segunda mayor economía de la Unión Europea, Francia, se encuentra en un estado cercano al estancamiento debido a las políticas estatistas e intervencionistas del gobierno de Hollande. En 2012 su crecimiento fue de 0,01% y en 2013 de 0,3%. Al desagregar el crecimiento de 2013, sin embargo, vemos que éste sucedió en el último trimestre del año y, de acuerdo a un reporte del Banco Central Europeo, este leve crecimiento se debió a factores temporales.

Respecto a las proyecciones de los siguientes dos años, se espera que el país salga lentamente de su estancamiento debido a un reciente ajuste pro-mercado de sus políticas económicas y a las expectativas de crecimiento del consumo privado, tradicional motor de la economía francesa. Para 2014 se proyecta un aumento del PIB de 0,8%, mientras que para 2015 de 1,3%. El crecimiento del PIB se explica mayormente por el consumo privado, ya que otros factores de la economía aún están rezagados. La cuenta corriente, que desde 2005 se mantiene con saldo negativo, no tiene expectativas de recuperación a corto o mediano plazo, mientras que el balance fiscal se espera mejore sólo limitadamente durante el presente año. Además, el país enfrenta altos niveles de deuda pública, pasando de un 68% del PIB de deuda en 2008, a un 94% el pasado año. O sea, la política económica gubernamental de Francia ha sido poco exitosa en resultados, en contraste con la economía alemana, lo cual ha llevado a un cambio de gabinete y a un viraje hacia políticas pro empresa y pro empleo.

En el lado positivo, el desempleo, que en febrero marcó un 10,4%, se espera que decline con el transcurso del año, lo que ayudará a incentivar el consumo privado y, por consiguiente, el crecimiento del PIB. El desempleo en Francia es igual entre hombres y mujeres, observándose una diferencia sólo con respecto a grupos etarios: el desempleo de jóvenes (menores de 25 años) es de 23,6%, mientras que el de las personas entre 25 y 74 años es de 9%. Adicionalmente, se proyecta que la inflación se mantenga baja durante este año, cifrando alrededor del 1% mensual. Francia está incumpliendo las metas fiscales tres veces en siete años, incluido este año, lo cual no es justificable para el Comisionado de la Comisión Europea Olli Rehn.

El gobierno francés, liderado por el presidente François Hollande y presionado por la Unión Europea, implementará un plan de austeridad con el fin de reducir el gasto fiscal y reducir el agujero fiscal en que está inmerso. El plan del nuevo Primer Ministro Manuel Valls consiste en congelar los salarios de los funcionarios públicos hasta 2015, además de congelar los montos de pensiones y ayudas otorgadas por el Estado. Con esto, se pretende ahorrar 50.000 millones de euros en tres años, y prevenir entrar a la espiral de la que otros países de la zona euro ya han sido víctimas: la economía entra en declive, se pierde competitividad, se acumulan déficits públicos y la deuda fiscal aumenta hasta ser insostenible.

Además del plan de austeridad, el gobierno francés planea medidas para mejorar y aliviar la situación tributaria. El Primer Ministro Valls señaló que se eliminarán las cargas sociales que pagan las empresas a sus trabajadores para aquellos que ganen el salario mínimo y que reducirá entre 1,8 y 3 puntos porcentuales las cargas para otras franjas salariales. También sostuvo que a partir del próximo año se reducirán los impuestos que deben pagar las personas de bajos ingresos. Se trata, explicó, de impulsar la creación de empleo y la actividad económica y de aumentar el salario neto que perciben los trabajadores. Además de esto, propuso ante la Asamblea Nacional de Francia reducir las cotizaciones para trabajadores autónomos y artesanos. El Primer Ministro indicó que las medidas que pretende poner en marcha durante el actual gobierno supondrán un ahorro en los costes laborales de 30.000 millones de euros. Junto a esto, se realizarán otras modificaciones a otros impuestos, para estimular la economía. Habrá una reducción del impuesto corporativo de 33% a 28% en 2020.

En su discurso inaugural, el Primer Ministro Valls expresó que no había más alzas de impuestos y que las empresas necesitan apoyo y no caricaturas malignas.  Puso el acento en el crecimiento económico, aún por encima del cumplimiento de las metas fiscales, temporalmente.

España

ESPAÑAPor otra parte, otro país que aún está en problemas y con la necesidad de implementar nuevas políticas en su economía es España. La economía española, se encuentra en recesión desde 2009, con una contracción de su PIB de 1,6% en 2012 y de 1,2% el año pasado. Sin embargo, a pesar de que la cifra anual sea negativa, España retornó al territorio del crecimiento positivo, desde el último trimestre de 2013, creciendo un 0,3% con respecto al trimestre anterior.

Para los siguientes dos años se espera que España salga del estancamiento y su economía vuelva a crecer. Para 2014 se estima que el PIB crezca en 0,9%, mientras que para 2015 llegaría a un 1,3%. La demanda doméstica también cesará su reducción durante los siguientes períodos: para 2014 se proyecta un discreto crecimiento de 0,2%, y para 2015 de 0,9%. A estos buenos pronósticos se le suma un mejor escenario actual de la inflación y del desempleo. La inflación desde el último trimestre del año pasado no ha superado el 1%; mientras que el desempleo (que a principios del año pasado llegó a 27,2%) se ha comenzado a reducir debido a la detención del proceso de destrucción de empleo, que fue motivado por la mala situación económica y financiera de los últimos años. Con esto, se espera que durante el 2014 el desempleo baje, aunque sólo de manera moderada (26% actualmente). Finalmente, la consolidación fiscal continuará durante los siguientes años, pronosticándose un balance fiscal de -4,4% del PIB para el presente año, cifra considerablemente menor que el -10% que se informó para el 2009, en uno de los peores momentos de la crisis.

A pesar de los signos de lenta recuperación, de sostenerse las políticas como hasta ahora, no se tiene un buen panorama para la deuda pública del país, ya que se proyecta que para el presente año esta sea de 99% y para 2015, de 102%.

De acuerdo al Banco Central Europeo, España ha salido con éxito del Programa de Asistencia Financiera, para la Recapitalización de las Instituciones Financieras, y la estabilización de los mercados financieros españoles continúa, con los rendimientos de los bonos soberanos en nuevos mínimos. En general, las condiciones financieras han mejorado considerablemente, pero los altos niveles de deuda y el aún alto desempleo hacen que esta mejora sea vulnerable a shocks adversos a la economía. En el sector privado, sobretodo en el sector bancario, son menos optimistas respecto de la situación española, señalando que, de mantenerse las actuales circunstancias, una recuperación de la economía tardará al menos diez años, suponiendo que el desempleo se reduce en un 2% anual de aquí en adelante.

Para que España tenga una salida más sólida hacia la recuperación económica, una política de vital importancia es la austeridad, con la que se pueda controlar el gasto fiscal, continuar reduciendo el desequilibrio fiscal y reducir la deuda pública. Con los programas de rescate financiero, el gobierno español se vio comprometido a tomar ciertas medidas para controlar su gasto, pero, en un debate reciente en el país, se ha dicho que las principales medidas de austeridad han sido tomadas por las comunidades autónomas de España, siendo una tarea pendiente las políticas respectivas del gobierno central español. Vale decir, que las medidas ya tomadas han provocado numerosas protestas entre los ciudadanos españoles, los que están en contra de que se les quite o congele la ayuda estatal, que han recibido hasta el momento.

El país ibérico también está evaluando una posible reforma tributaria, pero con un enfoque algo distinto que el francés. En febrero pasado se publicó un informe de la Comisión de Expertos para la Reforma del Sistema Tributario Español, donde sostienen que la reforma ideal para la economía española, dada su actual situación, consiste en reducir el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) y el impuesto a las sociedades, a cambio de subir el IVA, impuestos especiales, medioambientales y a la vivienda. Adicionalmente, recomiendan suprimir deducciones, exenciones y bonificaciones en todos los impuestos. Manuel Lagares, presidente del Comité de Expertos, llama a la población a no alarmarse, aseverando que “los ciudadanos pagarán menos que hoy”. Añadió además que “la propuesta no es la mera devolución de la subida del IRPF de 2011—aprobada por Rajoy al llegar al Gobierno—, es algo más. Desde el punto de vista de las rebajas, supone más”.

El Ministro de Presupuesto, Cristóbal Montoro ha propuesto también cambios tributarios del impuesto a la renta y contribuciones de seguridad social a impuestos al consumo, cerrando, a la vez, los resquicios de evasión.

En conclusión, observamos que Francia y España se encuentran en etapas distintas de un problema similar, el que se puede comenzar a solucionar, o al menos frenar en el corto y mediano plazo, con reforma estructural, control del gasto (austeridad) para reducir el déficit fiscal y la deuda pública, y una reforma tributaria, que anula virtualmente las alzas tributarias del pasado reciente a las empresas y a las personas. A partir de esto se pueden aplicar otras medidas de largo plazo para impulsar el crecimiento de la economía, aumentar el consumo privado y reducir el desempleo, a través de reformas laborales. Sin embargo, de seguir con las estructuras y políticas económicas como están actualmente en ambos países, una salida de sus problemas económicos y financieros se ve como algo lento y vulnerable, tal como indican las proyecciones internacionales y de la banca privada mundial.  El proceso de “devaluación interna”  por el que han optado Francia y España es muy gradual y requiere ser apoyado por reforma económica estructural.


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