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LUIS LARRAÍN: “ESTA ES UNA REFORMA QUE VA A PROVOCAR UN SHOCK NEGATIVO IMPORTANTE EN LA ECONOMÍA CHILENA”

REPRODUCIMOS LA ENTREVISTA DE NUESTRO DIRECTOR EJECUTIVO EN PULSO.

Una mirada bastante sombría tiene el director ejecutivo del instituto Libertad y Desarrollo, Luis Larraín, del proyecto de reforma tributaria que ya envío al Congreso el gobierno de Michelle Bachelet. Si bien todavía le falta profundizar en su análisis, es taxativo en afirmar  que “si a un sector de la economía se le quitan US$8.200 millones, no se puede pretender que produzca lo mismo que antes. Es imposible”, con lo cual desde ya anticipa una pérdida de dinamismo de la economía chilena producto de este cambio. Espera que el Ejecutivo no pase “la aplanadora” en la tramitación de la iniciativa, dándose más plazo para discutirla que el mes y medio en cada cámara que pretende imponer el oficialismo. En todo caso, reconoce que en lo global su sector ya perdió esta batalla y a lo que aspira es a poder influir en el cómo se estructuran las medidas específicas para intentar “minimizar los daños”.

¿Qué lectura hace del proyecto de reforma tributaria que envío el gobierno al Congreso?

- De los análisis preliminares nuestra primera conclusión es que ésta es una reforma tributaria de gran magnitud y que va a provocar un shock negativo importante en la economía chilena. Y la segunda conclusión es que aquí, además de alterar la naturaleza de nuestro sistema tributario al pasarnos a base devengada, estamos también alterando la relación entre los contribuyentes y el SII a través de una serie de normas nuevas que, en general, conceden facultades muy discrecionales al organismo.

¿Estamos ante la modificación tributaria más importante desde la reforma de los 90 de Aylwin?

- Creo que esta reforma es mucho más importante que la de los 90 de Aylwin. Es un cambio de paradigma del sistema tributario. La reforma de los 90 de Aylwin no cambió la lógica del sistema tributario chileno, ni su concepto. Cambió las bases en algunos casos y cambió las tasas, pero aquí hay un cambio total de paradigma. Se acaba el sistema de tributación en base a las utilidades verdaderamente percibidas  y se pasa a las utilidades devengadas. Además acompañado de cambios en las tasas.

¿Qué implica el efecto combinado de ambas cosas?

- Es lo que ha estado diciéndose estos días, de qué significa realmente el cambio que hay en el impuesto de primera categoría de las empresas y la verdad que lo que significa es que para la gran mayoría de la renta el impuesto de primera categoría de las empresas aumenta en un 75%.

¿Cómo se llega a ese número?

- Con el alza de 20% a 25% y luego sumándole el 10% adicional que la empresa tiene que retener, con lo cual llega a 35% el impuesto final, con la posibilidad, en el caso de algunos pyme, de reliquidarlo después con el global complementario. Pero el caso base, por así decirlo, que afecta a la masa de estos contribuyentes, es que tiene que pagar el 35%. Entonces nadie me puede decir, seriamente, que no va a haber un impacto en un sector económico al que se le está diciendo “usted señor, a contar de determinada fecha, va a tener que pagar un 75% más de lo que pagaba”.

Pero el ministro Arenas ha insistido que ningún economista serio vincula mayores impuestos con efectos en el crecimiento o en la economía.

- Las afirmaciones del ministro de Hacienda en ese sentido me parecen temerarias y creo que está totalmente equivocado. En Chile hay dos estudios al respecto. Uno del ex ministro Felipe Larraín con Rodrigo Cerda, y otro del hoy presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara. Ambos vinculan el impuesto a las empresas con el crecimiento y la inversión. Es cierto que el de Larraín y Cerda lo atenúa para las empresas grandes por la posibilidad que ellas tienen de recurrir a fuentes de financiamiento, pero ojo que eso nos lleva a entrar a una discusión macro, de cuál es el efecto sobre la tasa de interés que tiene el que se cambie el mecanismo de financiamiento a las empresas. A su vez, en el exterior está lleno de estudios al respecto. El que más recuerdo es el de Romer y Romer, que hace un seguimiento durante más de 10 años de empresas y donde calculan un efecto muy importante. Entonces no me puede decir que no hay impacto. Podemos discutir si los impactos que se van a generar se compensan por otros mecanismos, o si los efectos que va a tener el gasto que se va a hacer con esos recursos va a tener consecuencias positivas sobre la economía. Esa es una discusión válida, lo otro es un engaño.

¿Desde esa perspectiva comparte los dichos del presidente de Sofofa en cuanto a que si los proyectos se vuelven pocos rentables por alzas de impuestos se pueden llevar a cabo en otro país?

- Obviamente. Subir el impuesto de 20% a 35% tiene un impacto importante y lo demás es simplemente contar un cuento. Entonces es esencial que discutamos el efecto que va a tener esto sobre nuestra economía. Siguiendo este cuento hay gente que dice, pero si los empresarios ya han asumido que la tasa va a ser del 25%, ya la tienen incorporada. Eso no tiene ningún valor. Lo que digan en este caso los empresarios no tiene mayor relevancia, lo importante es lo que hagan, y a mí nadie me va a convencer que a alguien que le suben en 75% sus impuestos no va a modificar su comportamiento. Creo que esta discusión el ministro de Hacienda quiere dejarla de lado, obviarla y decir que eso no está en entredicho.

Y a su juicio obviamente lo está…

- Para dejarlo más claro aún: si a un sector de la economía se le quitan US$8.200 millones no se puede pretender que produzca lo mismo que antes. Es imposible. No tiene esos recursos para invertir. Entonces la discusión válida es decir: ¿en dónde vamos a poner los recursos que les vamos a sacar? En reforma educacional, pero ¿cuándo vamos a tener esos mejores resultados? Porque por lo menos de aquí a cuatro años no. ¿Y qué hacemos entremedio en que le quitamos toda esta energía a la economía? Esa es la discusión válida.

¿Pero el que la reforma sea gradual no da tiempo a que las empresas e inversionistas se adapten a este nuevo escenario?

- Es incierta la respuesta, porque es verdad que la gradualidad atenúa un poco el golpe. En ese sentido ayuda a adaptarse, pero es dudoso que en el largo plazo tenga un efecto distinto, porque la información que se conoce los mercados la utilizan inmediatamente. Entonces, cuando yo evalúo un proyecto de inversión, para ese proyecto el que sea gradual no hace la diferencia. Sí en capital de trabajo.

Y la depreciación instantánea como está planteada, ¿compensa el efecto en la inversión del cambio de base y de la eliminación del FUT?

- El tema de la depreciación instantánea ya se ha discutido que es para capital físico. Lo que me extrañó es que ese beneficio sea para las empresas grandes por un año a contar de la vigencia de la ley y no a contar de la vigencia de la eliminación del FUT. Se suponía que era un paliativo para eso.

El gobierno indicó que es para enfrentar el ciclo de desaceleración.

- Lo encuentro raro porque los proyectos de inversión se materializan en un período muy largo de tiempo. Este es un incentivo para que yo rápidamente haga una inversión apurada, en un año, pero creo que no serán muchas las empresas que se van a tentar con ese caramelo, sin considerar que después lo que viene es un panorama mucho más desfavorable.

Desde la campaña se dijo que el FUT era un mecanismo que se había quedado en el tiempo y que se prestaba para muchos abusos. Frente a eso se planteó el poner incentivos más modernos.

- No los hay prácticamente en el proyecto. Está la depreciación instantánea para las (empresas) grandes el primer año, el crédito por inversión en activo fijo -que es limitado en monto también-  y el que permitan llevar a la base global la depreciación acelerada, en el sentido de que se pueda traspasar a los dueños de las empresas. Esas medidas son insuficientes respecto al gran shock que significa la eliminación del FUT. Tendrá un efecto macro importante sobre el ahorro interno. La otra fuente relevante que tenemos es el ahorro externo y con un déficit de cuenta corriente cercano a 4% del PIB estamos en un límite y no podemos estirarlo mucho más.

¿Por esa vía también advierten un impacto en el crecimiento y en el empleo?

- Un aumento de impuestos aumenta las distorsiones de la economía y disminuye las eficiencias. Obviamente que si viene un buen precio del cobre y otras variables que me ayuden, puede que el resultado no sea el mismo, pero que va a tener efecto, lo va a tener.  La economía chilena va a ser menos dinámica después de esta reforma tributaria.

¿Pero no es posible que en el neto la suma de las reformas tributaria y educacional termine siendo positiva para la economía, dado que debiera haber una fuerte inversión y mejoría en capital humano?

- Con la información que hay, no. La reforma educacional no se ha presentado, pero los contenidos que uno conoce no van en esa dirección, porque una parte muy importante de la plata se va a gastar en educación superior y todos los estudios te dicen que la plata mejor invertida es la que se gasta en pre básica. Entonces, si la reforma educacional de la Presidenta Bachelet fuera a duplicar la subvención de pre básica, a lo mejor te digo sí, es posible que todos estos recursos que los saqué de acá, los trasladé para allá, al final nos van hacer mejorar como país. Pero como no es así, mi respuesta es no.

Con todo, el gobierno insiste en que la carga tributaria de Chile es bastante baja comparada con los países Ocde cuando tenían el mismo nivel de PIB per cápita nuestro, y que por tanto había espacio para este incremento.

- Vi el cuadro que mostró al respecto al ministro Arenas, pero él muestra los cuadros que le convienen y no aquellos que no le convienen. Aquí lo que el gobierno ha dicho y tiene convencido a la mitad del país, es que las empresas pagan pocos impuestos. Pero si él usa la misma fuente que usó para hacer ese cuadro, que es la Ocde, y muestra cuál es el porcentaje del PIB que pagan las empresas, se daría cuenta que Chile es el tercer país después de Luxemburgo y Noruega -que son dos de los tres más ricos del mundo- en que pagan más impuestos. Entonces, ¿cómo es esto de que las empresas no pagan impuestos?

¿Qué espera de la discusión del proyecto en el Congreso? ¿Cree que su sector podrá influir?

- Para ser francos creo que vamos a poder influir más en el detalle de cómo se estructura una medida concretamente, que en lo global. Esta pelea de lo global, que hemos venido dando hace bastante tiempo, desgraciadamente la tenemos un poco perdida. Si el ministro de Hacienda dice que sacarle tres puntos del PIB al sector privado no tiene ningún efecto, entonces estoy discutiendo con alguien que parece, no hablamos el mismo idioma. Pero donde sí podemos influir es en la manera en cómo cada uno de estos muchos artículos que se están modificando se establecen, de manera de minimizar los daños.

El oficialismo busca que el proyecto se tramite en mes y medio en cada cámara. ¿Será suficiente ese plazo?

- Son materias que requieren mucha discusión y por lo mismo nos aprobleman estos plazos tan apurados. Hay que pensar que lo que ellos llamaron el ajuste tributario o la reformita de Piñera tomó mucho más tiempo para su tramitación y ahora se pretende que esta tremenda reforma se vea en mes y medio en cada cámara. Me parece que no es serio. De hecho, en parte, ya me dio la razón el presidente de la comisión de Hacienda del Senado, Ricardo Lagos Weber (PPD), quien dijo yo no voy a discutir este tema en mes y medio.

¿Se va a pasar la aplanadora en este tema si se cumplen los plazos de tramitación que se han mencionado?

- Si se cumplieran los plazos, efectivamente. Eso es como los contratos de adhesión. Es como decir, lo voy a escuchar todo lo que quiera, pero no voy a cambiar nada.

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