Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

MARÍA PAZ ARZOLA: «CONFUSIÓN EN EDUCACIÓN»

Voces La Tercera

LES DEJAMOS LA COLUMNA DE MARÍA PAZ ARZOLA, INVESTIGADORA DEL PROGRAMA ECONÓMICO DE LYD, PUBLICADA EN VOCES DE LA TERCERA.

El Ministro de Educación sigue sembrando dudas sobre la forma en que se llevará a cabo la reforma educacional. Al retiro de proyectos que hiciera el Gobierno a menos de un mes de asumido, se suman las promesas y anuncios, algunos de los cuales resultan incluso contradictorios entre sí. Todo esto ha ido contribuyendo a generar un clima de incertidumbre y confusión que podría concluir con expectativas defraudadas una vez que el Gobierno envíe los proyectos definitivos.

En educación escolar, el ministro comprometió tres proyectos antes del 21 de mayo: la prohibición de entregar subvención a colegios con fines de lucro, la eliminación del financiamiento compartido y el fin de la selección en todo el sistema escolar. Resulta preocupante que estos proyectos sean los prioritarios, pues están muy lejos de los temas centrales que debieran abordarse hoy: cómo mejorar la calidad de los docentes y aumentar las oportunidades para que los niños y jóvenes de familias con menos recursos pueda acceder a una educación de calidad. Peor aún, el ministro ha dado algunas luces de sus intenciones de retirar también el proyecto de inicio de carrera docente que se encuentra actualmente en trámite. Es decir, el único proyecto que aborda en algo el problema de calidad de la educación, podría ver su fin.

La incertidumbre causada por los dichos del ministro ya cobró las primeras víctimas: un colegio particular subvencionado de Puerto Montt decidió convertirse a particular pagado, renunciando a la subvención y traspasando este costo a sus alumnos y sus familias. Todo en busca de mayor certeza sobre el futuro. Este caso da cuenta del impacto negativo que podrían tener estas reformas, al disminuir las alternativas de quienes supuestamente se buscaría favorecer, pues no sería raro que otros sostenedores tomaran caminos similares.

En educación superior, los tres proyectos que fueron retirados hace unas semanas son el que creaba un sistema único de financiamiento estudiantil para los alumnos de educación superior, el proyecto de Superintendencia; y el que modificaba el actual Sistema de Acreditación. Todas estas iniciativas surgieron en respuesta a problemas reales del sistema, y su tramitación contó con el apoyo de parlamentarios de todos los sectores, lo que da cuenta del consenso que existía respecto a la necesidad de abordar estas materias. Mala señal dio por lo tanto el Gobierno al retirarlos, pues rechazó la posibilidad de continuar con un trabajo ya avanzado en busca de mayores acuerdos.

A lo anterior se suman los dichos del ministro respecto a priorizar el financiamiento de las universidades estatales por sobre el resto, los que esta semana corrigió frente a los rectores de las universidades privadas del Consejo de Rectores, a quienes les señaló que recibirán el mismo trato y el mismo financiamiento. Declaraciones y promesas contradictorias que no hacen más que evidenciar la confusión que tienen al interior del Gobierno.

Y por último, la semana pasada, tras reunirse con el Ministro Eyzaguirre, estudiantes miembros de la Confech declararon que éste les comprometió la eliminación de Crédito con Aval del Estado (CAE) y el Aporte Fiscal Indirecto (AFI). De nuevo: más promesas, menos certezas. Sobre la eliminación del CAE, hay que decir que reemplazar el financiamiento vía crédito por uno que cubra completamente los aranceles tiene varios problemas, entre ellos, podría producirse un aumento de los aranceles y desincentivar la contención de gastos por parte de las instituciones, encareciendo el gasto público. Y no sólo eso, financiar con recursos públicos la educación superior de quienes hoy asisten no va a solucionar los problemas de acceso de los sectores más pobres, pues estos tienen restricciones más allá del financiamiento, como por ejemplo una educación previa deficiente. Gastar más de $ 4 mil millones de dólares en la educación superior de unos pocos, en lugar de reforzar los niveles educativos a los que sí asisten los más pobres, es una pésima idea y una política que va a aumentar la desigualdad con toda seguridad.

Respecto al AFI, no se entiende cuál puede ser el motivo para eliminarlo, especialmente cuando aún no hay claridad sobre los criterios para la entrega de recursos a las instituciones de educación superior. El AFI es un mecanismo que premia a las instituciones que son elegidas por los alumnos con mejores puntajes PSU. Si bien se podrían ampliar los criterios para definir quiénes son los mejores, no parece necesario barrer con este instrumento, que a su vez constituye un indicador de calidad desde el punto de vista de la elección de los alumnos.

En conclusión, en poco más de un mes el ministro ha dado muchas señales confusas y generado gran incertidumbre. Todo esto se está acumulando y puede que le pase la cuenta a la hora de presentar los proyectos definitivos. Esperamos que se definan correctamente las prioridades y se logre traducir todo en propuestas concretas que apunten a los verdaderos problemas del sistema educacional.

Tags:

otras publicaciones