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ELECCIONES EN ITALIA: AÚN GRAN INCÓGNITA, MIENTRAS POPULISMO GANA TERRENO

Entre ayer y hoy se desarrollan las elecciones presidenciales en Italia, de gran trascendencia dada la situación económica de la Zona Euro.

Actualmente, los agudos riesgos que amenazaban al euro y la Zona Euro (tail risks), o el colapso de pagos de alguna economía periférica a ella, se han reducido, así como también una reducción de los déficits fiscales. Hay además algunos síntomas débiles de recuperación económica en Alemania, Irlanda y aún en España. Se estabilizaron, asimismo, las tasas moderadas de bonos soberanos de diez años, de 4,38%  y 5,12%  de Italia y España y los precios de los commodities continúan altos, siendo las perspectivas de otros segmentos significativos de la economía global bastante positivas, como es el caso de China, Asia y América Latina.

En Europa, sin embargo, la crisis soberana está todavía como un punto no resuelto, con elevadísima desocupación en varias economías y el crecimiento de los últimos trimestres ha sido negativo o lento, según recientes cifras de la OCDE. Más aún, “institutos de Alemania” señalan que la economía de la Zona Euro se contraerá, este año, en 0,3% y el desempleo puede llegar al 12,4%, un máximo histórico. Aún el 2014, cuando se espera que aflore una recuperación de 1,3%, el desempleo seguirá en torno al 12%. Junto al desempleo y al crecimiento débil, está también subyacente el problema de la baja competitividad, difícil de superar, porque requiere de perseverancia en las reformas estructurales, dolorosas de ejecutar y difíciles, políticamente.

El caso económico de Italia es ligeramente distinto a otras economías europeas, aunque no mejor. Si bien tiene una deuda pública muy abultada -de 130% del PIB- los bancos y las finanzas públicas están en mejor forma que en otros países de la Zona Euro, y no tiene los problemas de burbujas de propiedad raíz de otras economías, pero su crecimiento económico ha sido bajísimo en los últimos diez o doce años, situado entre los más bajos del mundo (al estilo de Japón) y los costos unitarios del trabajo están subiendo, mientras en otras economías de la Zona Euro inclusive en España, bajaron. Esta situación económica, que incide a través del desempleo en el ambiente social, puede llegar a poner una nota de riesgo en la integridad de la Zona Euro.

La salida a esta situación económica de estagnación crónica, desempleo y desequilibrio de la economía de Italia, son las reformas estructurales para superar la enorme sobre regulación económica y mejorar la competitividad internacional. Todo esto fue iniciado por el gobierno demócrata de Mario Monti, en sentido correcto pero con cierta lentitud por las dificultades políticas y de intereses creados de grupos domésticos.

Frente a este escenario económico de la Eurozona y de la economía italiana, las elecciones del 24 y 25 del presente mes son de alta trascendencia.

El mejor resultado electoral posible sería la permanencia en el cargo del Primer Ministro de Mario Monti, pero la realidad es que Monti es mucho mejor en el Gobierno, que en la arena electoral, donde su experiencia política y su carisma son limitados. En las encuestas está en un nivel cercano al 14%, que lo sitúa en el cuarto lugar en la elección.

El lugar de liderazgo en la elección lo tiene Pier Luigi Bersani (34,7%) del Partido Demócrata. Su coalición de centro izquierda agregaría complejidad al proceso político de gobierno. Aunque Bersani podría impulsar y continuar, en alguna medida, las reformas económicas estructurales e institucionales iniciadas por Mario Monti. Esta alternativa se fortalecería, al no alcanzar Bersani las mayorías requeridas para gobernar y verse en la necesidad de una alianza con Monti, quien podría tener un rol en la economía. Un arreglo político de esa naturaleza, si fuera factible, podría avanzar en las reformas básicas y lograr la confianza de los mercados financieros y de Europa. En los últimos días, la candidatura de Pier Luigi Bersani ha sido afectada por el escándalo del Banco Monte dei Paschi di Siena, cercano a la izquierda.

La alternativa más riesgosa y negativa para Italia sería la victoria electoral del conocido Silvio Berlusconi y su coalición de derecha (29%), que ignora las reformas necesarias en su campaña y programas de gobierno. Las encuestas le dan cierta probabilidad de ganar una mayoría en la Cámara de Diputados, sin embargo, es más difícil que logre, a su vez, el Senado. En campaña y haciendo gala de populismo, Berlusconi se refirió “al pequeño profesor Monti, que no sabe nada de economía”.

Esta alternativa sería difícil de aceptar para los mercados financieros y para la institucionalidad de la Eurozona, con consecuencias desestabilizadoras de volatilidad en los mercados y en el euro. Silvio Berlusconi, en su campaña, rechaza la austeridad fiscal y promete reducción y devolución de impuestos cobrados, establecidos por Monti.

Los resultados alternativos electorales son -en realidad- variados, dada la complejidad del sistema electoral italiano y de las tres principales coaliciones de Bersani, Berlusconi y Monti.

Italia, por otra parte, ha quedado rezagada económicamente y tiene una performance muy débil en los últimos 12 años, caracterizada por lugares muy adversos en los principales rankings: 42 en Competitividad, 73 en Doing Business Banco Mundial, 83 en Libertad Económica, 72 en corrupción y con precios de energía 50% mayores, que en el resto de Europa. En otros términos, queda mucho por hacer en la economía.

Un comentario político del Banco de Inversión Medio Banca sugiere “que el gobierno que surja de las próximas elecciones puede ser de corta duración, porque las probabilidades realistas de lograr un gobierno cohesionado para los próximos 5 años es muy baja”.

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