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SUBSIDIO A LOS COMBUSTIBLES EN AYSÉN: REMEDIO PEOR QUE LA ENFERMEDAD

Pulso

A continuación reproducimos la columna de Francisco Klapp, investigador del Programa Económico de LyD, publicada hoy en Pulso.

 

El movimiento social por la región de Aysén entregó un informe solicitando facilidades para vivir en esta región extrema, apelando a los altos costos de vida y buscando promover la actividad económica de dicha región. Una de las propuestas tiene relación con una rebaja sustancial a los combustibles, entre ellos, la leña, el gas, el petróleo, la parafina y la bencina.

Es legítimo que se hagan las demandas respectivas, pero el subsidio no solucionará el problema de fondo de la región. Se han implementado distintos beneficios en la zona y  ninguno de ellos ha sido efectivo, sino que han sido soluciones “parches”.

El problema es que no sólo Aysén es una región extrema y, si ella pide un subsidio a los combustibles, ¿por qué no pueden hacerlo las demás regiones?  El que grite más fuerte será el ganador y no se obtendrá el propósito final que es desarrollar el atractivo de las regiones.

El precio de los combustibles es alto, pero es un problema real el que eleva el valor de éste: el conflicto en Irán lo mantiene muy alto y, por ser importadores de prácticamente un 100% de los combustibles, nos vemos afectados directamente con lo que pasa en el exterior. Además, no debemos olvidar que se grava el combustible con un impuesto específico, ya que ataca principalmente dos externalidades negativas: la contaminación y la congestión y es un hecho que dichos problemas no sólo se encuentran en Santiago.

Este gravamen es una fuente muy importante de recursos fiscales; recaudó cerca de US$ 2.000 millones en el 2010. Si se decidiera bajar éste, se debería reducir el gasto público proporcionalmente o bien considerar la sustitución por otros impuestos menos distorsionadores, lo que es difícil dado que este permite corregir una externalidad.

Un subsidio a la leña y a la distribución de combustible podría entenderse como una situación transitoria, pero lo relevante es mejorar la conectividad del país para disminuir los costos de transporte y contribuir a disminuir el precio de los combustibles en las regiones extremas. Se debe retomar la tarea pendiente de la descentralización, porque así habrá mejor asignación de los recursos a lo largo del país, de acuerdo a la realidad y necesidad de cada región.

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