El Instituto Nacional de Estadísticas  (INE) dio a conocer el IPC del mes de noviembre, el cual registró un aumento mensual de 0,3%.

Natalie Kramm, investigadora del Programa Económico de LyD, explica que este resultado se traduce en una variación anual del IPC de 3,9%, por sobre lo proyectado por el mercado de entre un 0,1% y 0,2%.

La variación a 12 lo más probable es que se mantenga en niveles cercanos a 3,9%, o quizás un poco mayor, alcanzando el límite alto de la banda impuesta por el Banco Central.

En el señalado registro de noviembre, siete de las doce divisiones de la canasta presentaron alzas en sus precios, cuatro bajaron, y una de ellas no presentó variación alguna. La división que influyó principalmente en la tasa fue el alza de precios de alimentos y bebidas no alcohólicas, con una incidencia de 0,282 puntos porcentuales.

Esta descomposición de la inflación parece indicar que ya existen presiones inflacionarias y que el alza que se produciría en la medición mensual y en doce meses es un claro efecto de la incertidumbre externa y del aumento del consumo de las personas, produciéndose de esta forma un continuo dinamismo de la demanda interna, considerando el alto precio de los commodities.

Si a lo mencionado anteriormente se agrega la volatilidad de los precios de las principales materias primas ante las turbulencias globales, en especial del petróleo, más la incertidumbre externa que se ha generado debido a la inestabilidad económica de los principales países del mundo, particularmente de la Zona Euro, se hace factible un escenario en que el Banco Central opte por una nueva pausa en su Tasa de Política Monetaria (TPM) para diciembre, manteniéndose en un 5,25%. Este argumento toma validez al tener en cuenta que la demanda interna sigue con un importante dinamismo, lo que provoca el aumento del consumo de las personas, y la tasa de inflación se encuentra en el límite alto de la banda, como fue señalado.

Nuestra proyección para la inflación de 2011 es de 3,8%-4,0%.