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REFLEXIONES AL CUMPLIRSE 10 AÑOS DEL ATAQUE A LAS TORRES GEMELAS

Tras el ataque terroristas al Pentágono y a las Torres Gemelas de Wall Street -máximos símbolos del poder militar y económico de EE.UU.- se ha notado un cambio en la posición relativa de EE.UU. en el mundo. Para Karin Ebensperger, consejera de LyD, se puede decir que en estos 10 años, los dirigentes políticos y militares norteamericanos han estado tan concentrados en las guerras en Irak y Afganistán, que han perdido la visión de conjunto respecto a lo que pasa en el mundo. Washington ha destinado demasiados recursos mentales y económicos a esos conflictos bélicos, descuidando sus verdaderas fortalezas: mantener una economía competitiva, una moneda estable, y un liderazgo comercial.

Hace una década, el  presidente George W. Bush se decidió por desgastadoras  guerras de  ocupación militar, en vez de concentrar sus esfuerzos donde EE.UU. tiene ventaja comparativa: la búsqueda de terroristas con sistemas de inteligencia y avanzadas tecnologías, no con la represión militar de enormes poblaciones civiles. En la ocupación de Irak, EE.UU. ha perdido más compatriotas que en el ataque a las Torres Gemelas, se ha afectado su respetabilidad en el mundo, y su economía se ha deteriorado.

Mientras los dirigentes de la Casa Blanca y el Pentágono han tenido sus mentes monopolizadas por las guerras de ocupación en Irak y Afganistán, el mundo en estos 10 años ha cambiado mucho. China ha consolidado su competitividad comercial, y varios países de América Latina han realizado positivos avances económicos; pero EE.UU. parece poco interesado en esta región, que debiera ser su gran prioridad debido a sus potencialidades de desarrollo y a la presión migratoria.

Al cumplirse 10 años del ataque a las Torres Gemelas, vemos por primera vez en su historia al gobierno de EE.UU. y a su clase política muy alejados de los intereses de su población. Los ciudadanos de ese país parecen estar hartos de los costos de la guerra, de las malas políticas financieras, y de la falta de liderazgo de sus autoridades. EE.UU. debiera recuperar su centro: el bienestar de su propia gente y el orden de su  economía.

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