Luego de un año de intenso debate acerca de cómo diversificar y aumentar la capacidad de la matriz energética chilena, Susana Jiménez, economista senior de LyD, asegura que los aportes de quienes han participado de este diálogo de manera seria y responsable, con fundamentos, permiten despejar al menos cuatro consensos básicos:

1. Chile deberá duplicar su generación eléctrica entre los próximos 12 ó 15 años.
2. Las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) podrán responder sólo a una fracción minoritaria de esas necesidades al 2020. Siendo optimistas ésta podría llegar a 20% para lo cual, inevitablemente, se requieren fuertes incentivos.
3. Sin importar cuál sea la forma de generarla, para llevar esa energía a los centros de consumo, se requieren muchas y muy extensas líneas de transmisión.
4. El ahorro de energía, si bien es necesario, tampoco es suficiente. Países desarrollados que han incorporado planes de eficiencia energética llegan a niveles que no superan el 5% ó 6% de reducción en su consumo, lo que implicaría, en el caso de Chile, buscar cómo generar los 10 mil MW extras que demandaremos en la próxima década.

Entonces, asumiendo esta realidad, es legítimo preguntarse si no será éste el momento de comenzar a preocuparnos de cómo vamos a generar el 80% restante de energía y de cómo la vamos a transmitir. ¿Optaremos por proyectos térmicos, nucleares, hidroeléctricos? ¿Por todos, por ninguno, sólo por uno de ellos? La experta asegura que Chile no sólo está ávido de escuchar propuestas sino que las necesita, y a la brevedad.